Ni me caigo del guindo, ni he nacido ayer, ni soy más ingenuo que los Pin y Pon. Pero no deja de sorprenderme que muchos aficionados que claman al cielo reclamando la españolidad del F.C. Barcelona, que defienden a muerte los derechos de los aficionados del Barcelona no catalanes o no nacionalistas y que rechazan las tomas de postura de Lapuerta, como le llaman, manifiesten tanta alegría por la derrota del Barcelona en Stuttgart y tanto pesar porque no se haya producido.

¿Dónde quedó aquello de que ‘si no ganan los míos, que gane otro equipo español’? Una de dos: o pese a todo lo que dicen no consideran al Barcelona compatriota, dando la razón a Laporta y al Sala aquel de los cazurros, o tienen tanto miedo de quedar ellos eliminados y ver al eterno y gran rival disputar o -¡¡¡Supremo horror!!!- levantar la Champions en el Bernabéu, que les provoca un complejo de inferioridad tal que les hace decir lo contrario de lo que realmente piensan.

Llevo un buen rato visitando foros, leyendo twitters, viendo facebooks y leyendo SMS y la conclusión que saco no puede ser otra.

Sea como fuere, recuerdo las palabras que le dijeron en su día a Santiago Bernabéu: “A veces son peores los separadores que los separatistas”. Ah, y lo de sana rivalidad también me lo se: más sana, la tuberculosis.

P.D.: No me refiero a discutir sobre los penaltis. Me refiero a las ansias de derrota.