La actualidad deportiva vista a veces con pasión y a veces con escepticismo, pero siempre con cariño (al menos, con cariño hacia el pagano y el sufridor).
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Seguramente mis seis años en Porto son doce. Entrenar un grande envejece y mucho.
Sabes ustedes que de técnica y táctica de fútbol no me gusta mucho opinar, pues soy consciente de que hay muchas personas que saben más que yo, empezando por los entrenadores y jugadores. Así, no voy a pronunciarme sobre si Benzema es mejor o peor que Higuaín, si debe jugar uno u otro o se podría hacer compatibles a los dos, metiendo a Cristiano en la ecuación.
Prefiero, por tanto, centrarme en su peripecia humana y alegrarme porque, una vez más y en este mundo eso es raro –aunque a veces se da- la persona se ha impuesto a la clase social, por así decirlo. Quien siga al Real Madrid –y quien no, pero siga algo el fútbol, me atrevería a decir que también- sabrá que cuando Higuaín llegó al Real Madrid, traído por aquel presidente de vida –presidencial- alegre que fue Ramón Calderón, lo hizo con veinte años, como proyecto de futuro –quizá pensando en un Messi más cuajado- y no lo tuvo fácil. Se tuvo que ganar el puesto, la grada le miró con sospecha y mucha cátedra también. Se le bautizó como ‘Igualín’, dando a entender que era tan fallón como el Ronaldo en decadencia a quien debía suceder -ahí es nada, ojo- y, prácticamente, a cada una de sus actuaciones se le ponía un ‘pero’.
Pero el chaval era duro y dio el callo y se fue haciendo con el puesto, convenciendo cada vez más a la dinastía de entrenadores que ha pasado por el Real Madrid. Pasó de 3 goles a 9, 24, 29 y en esta temporada lleva de momento 10. Y Mou, que pese a todo lo que se pueda decir de su ostentórea personalidad, sus fórmulas futbolísticas y lo tocado que ha dejado a todos el 5-0, es un grandísimo míster, ahora le tiene como pieza capital de su hollywoodense plantilla.
Y eso que el run run sobre él nunca ha remitido del todo. Por no confiar en él, se trajo a Benzemá, un delantero que también había salido de abajo, claro, pero que a la Casa Blanca llegaba desde arriba y a mucho más coste que el semicanterano Higuaín. Y ahí le tienen. Hay personas que pasan toda su vida reclamando una oportunidad como el mítico maletilla ‘El Platanito’ –modesto icono del Spanish Bizarro de los 60 y 70- y a otros que se las dan a espuertas, a ver si al fin. A los 29 goles de Higuain el año pasado, el gran Karim opuso 9. Este año, con más oportunidades, lleva los mismos, sí, pero de los cuales sólo uno es en Liga y seis en sus dos ‘hat tricks’ ante el Auxerre y el Levante copero… Al final, tenemos a Benzema sano, a Higuain lesionado, y a Mou clamando por otro delantero y enfrentándose a los Iluminati con el valor de un Tom Hanks.
Y yo no me meto con Benzema ni con nada. Sólo me alegro del triunfo de Higuain, que aportó hechos y siguió aquella máxima de la España profunda que ante las duras aconseja callar y coger piedras –deportivas e incruentas-. En el campo, que gane el mejor.
P.D.: Leo en foros y blogs que a mucho madridismo le han indignado, con razón, los gritos de ‘Mou, muérete’. A ver si se suman a la corriente de quienes pedimos desde hace tiempo que cada vez que haya insultos graves desde la grada en cualquier campo, se actué con dureza, sin que valga la disculpa eso de “es que es para descentrar al rival”. A veces oyes a gente que te hace pensar que no todas las personas son seres humanos.
P.D.2: Mañana, desde la otra acera madrileña, veremos de comparar los casos de Higuaín con los del Kun Agüero, a quien le han aplicado las rebajas de enero.
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