La actualidad deportiva vista a veces con pasión y a veces con escepticismo, pero siempre con cariño (al menos, con cariño hacia el pagano y el sufridor).
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Seguramente mis seis años en Porto son doce. Entrenar un grande envejece y mucho.
La verdad es que no deja de tener un punto de curiosidad todo el revuelo creado por la 'revelación' de que la Supercopa se trasladó a Arabia Saudita por dinero y que en el proceso intervino Kosmos, la empresa de Gerard Piqué. Que el traslado de la Supercopa se enfocaba como negocio se supo desde el primer momento. Es más: se recalcó que mientras la Eurocopa italiana se jugaba en Arabia por 10 millones, la española iba a recibir 30. Se habló también del reparto económico para los clubes, de la internacionalización de la competición, de que quedaba bien encajada en el calendario, etcétera.
Obligado era que la competición tuviera un papel destacado en el desarrollo de los derechos humanos de las mujeres en Arabia Saudí: el acuerdo de la RFEF con Arabia incluía no sólo que las saudíes pudieran ir al fútbol, sino que se pusiera en marcha una competición femenina. Y se ha puesto. A puerta cerrada, eso sí, pero se ha puesto.
No se habló en un primer momento, en efecto, de que Kosmos andaba por medio, pero después sí se fue diciendo. De pasada. Sin que a nadie le llamara la atención. Y que Kosmos es una empresa comercial que, con lógica, trabaja por el beneficio se sabe desde el primer momento. De hecho, nunca se ha ocultado que el traído y llevado cambio de formato de la Copa Davis tenía motivación económica. Revalorizar el producto, aunque también se aludiera a las bajas de las estrellas.
Así que, la verdad, esa parte de la historia bien podría ser una tormenta en un vaso de agua. Porque además lo prometido se ha cumplido: hay más dinero, que como se sabe en Arabia sobra. La RFEF dijo en su día que su parte de los beneficios se dedicarían al fútbol amateur -lógico, en una institución sin ánimo de lucro. El debate, en realidad, es otro.
Y tiene que ver con algo que algunos venimos tiempo diciendo: en un mundo de deporte superprofesionalizado en el que, cada vez más, son las 'audiencias' las que pagan la fiesta, existe el riesgo cierto de que la necesidad de que esta audiencia sea alta y haga rentable la inversión acabe, de algún modo, condicionando el desarrollo y resultados. No vamos a decir, Dios nos libre, que haya pasado o vaya a pasar 'algo' en la Supercopa, pero el hecho de que se especifique que el precio a pagar por el contratante será superior si se da un determinado resultado tiene un cierto paralelismo con el mundo este de la 'telerrealidad', en el que todo lo que se vende como 'real' parece guionizado, ya sean abandonos de plató, despidos, reconciliaciones, idilios o rupturas, y de hecho algunas tramas 'reales' se desarrollan o abandonas dependiendo de la respuesta popular.
Eso, realmente, es lo que importa porque, como vemos, lo demás se sabía. Se ha hecho hincapié en que todo es legal, y eso no hay que dudarlo. El cambio de formato de la Supercopa se aprobó por votación de los clubes -como el de la Copa Davis lo votaron las federaciones-, y es de suponer que los clubes sabrían qué estaban votando y qué poderes le estaban dando a la Federación Española para realizar el cambio. Y si no conocían algunos de ellos, es también de suponer que pedirán explicaciones al respecto.
Que Real Madrid y F.C. Barcelona apoyaran a Luis Rubiales en su camino a la presidencia de la Federación Española no tiene por qué tener que ver con este asunto, sino como un capítulo más de la 't venture' que une a dos clubes con muchos intereses en común. La Superliga, por ejemplo. No tiene, tampoco, sentido elucubrar con que el acuerdo de Piqué con la Federación favorezca sólo a uno de los clubes preferidos por los saudíes, dado que la modesta millonada que aportan requiere la presencia de ambos.
Así que aquí lo tenemos. No tiene sentido hacerse de nuevas con que la Supercopa se haya ido a Arabia por dinero ni con que Piqué/Kosmos hayan cobrado comisiones, que como sabemos no es cosa rara en España y menos en los tratos con Arabia Saudí. Sí es más llamativo esa prima que da el pagador si se da un determinado resultado (en el Mundial 66 se saba si Inglaterra y la RFA llegaban y a la final, y llegaron de aquella manera, pero esa es otra historia) pero en fin, que eso es cosa de los clubes porque las audiencias, como sabemos soberanas, le deben dar su beneplácito a la medida dado que se toma en su nombre. Y no dos audiencias cualquiera, sino las del Real Madrid y las del Barcelona.
Y si nos molesta que algunas cosas sean legales, igual hay que citar a Barack Obama cuando dijo que, precisamente, quizá parte del 'problema' sea que ciertas cosas sean legales.
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