Con las pulsaciones al máximo, a falta de 3,8 kilómetros para la línea de meta, en un rampón del 9% e incomodado por Jonas Vingegaard, el hombre que le birló el último maillot amarillo en juego, Tadej Pogacar ofreció este miércoles un nuevo show para la videoteca en la París Niza. El del UAE miró a cámara segundos antes de lanzar el ataque definitivo que le regalaba el sexto triunfo del año en tan sólo 10 días de competición.
Durante la jornada previa, en la novedosa y rompedora crono por equipos, el esloveno entró solo en la línea de meta. Lo hizo tras completar un 'rush' final violento y majestuoso. Quien no hubiera leído antes las normas de la prueba no entenderían nada de lo que estaba ocurriendo. Con ese movimiento, Tadej 'salvaba' la carrera ante un Vingegaard que entró a rueda de Tratnik y abrigado por Van Hooydonck. Pogacar ganaba tiempo y golpeaba moralmente a su rival.
Perder el último Tour de la forma que lo hizo parece que ha sido lo mejor que le podía pasar a un Pogacar que afronta cada carrera como si fuera un juego. Con la sonrisa puesta y las ganas de bailar sobre la bicicleta por las nubes. Cada 'batalla' contra Vingegaard supone un regalo para los aficionados. Él mismo espera verse las caras en cada escenario con Vingegaard, Roglic o incluso con Evenepoel. Le tira la 'caña' en redes. Calientan su próxima batalla.
¿Buena estrategia?
Quien busca argumentos en su contra se agarra a que estas exhibiciones podrían restarle potencia en el momento de la vedad: cuando los colosos del Tour asomen en julio. Él no entiende otra estrategia que no sea la de no guardarse nada. De momento, camino de la 'Grande Boucle', Pogacar se divierte y va llenando de malas vibraciones la cabeza de un Jonas que, probablemente, aún tiene mejor equipo y unas piernas a su altura.
El amarillo, su debilidad
"No estaba en mi mente vestirme con el amarillo, pero uno no puede decir al maillot de líder. Estoy feliz con el amarillo y es bueno estar de vuelta", comentó Pogacar en la meta. Tadej itió estar "un poco sorprendido" por el rendimiento de su gran rival, el danés Jonas Vingegaard, a quien batió con un ataque a 2,5 km de meta que obligó al nórdico a perder 43 segundos en la llegada. "Si, me sorprendió un poco. Primero lanzó un ataque y pensé que se sentía súper, súper bien, así que no respondí, solo estaba esperando al llano. El final fue realmente difícil y creo que falló cuando intentó atraparme. Luego no pudo cerrar y se rompió un poco", explicó un corredor de dulce.