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A menudo se habla de ciertas creaciones mecánicas como si fueran obras de arte, también en el mundo de los superdeportivos. No es para menos. Nombres como el de Vanquish no requieren presentación y sus simples sílabas transmiten la leyenda de hitos pasados, que renacen como el mejor de los homenajes a la fábrica Aston Martin y sus 111 años de historia. Por cierto, nada de electrificación para un icono en mayúsculas que montará el V12 Twin-Turbo de 5.2 litros y 835 CV de potencia.
Números que no solo le colocan en el pináculo de la gama inglesa, también son un recordatorio del pasado glorioso de la automoción. Eso sí, no hace falta retroceder con un reloj del tiempo para conducirlo, pero sí tener muchos ceros y teléfonos importantes en la agenda para ser uno de los 1.000 propietarios que se harán con un Aston Martin Vanquish cada año. En este artículo repasamos las claves de un superdeportivo inmaculado por fuera y extraordinario por dentro.
Elegancia contemporánea
Existen pocas marcas, y menos coches, que puedan decir que gustan a todo el mundo. La belleza de los Aston Martin es objetiva, sin peros. Para diseñar uno de estos debes poder expresar la historia de un icono como el Vanquish, al tiempo que hablas también de su relación con la Fórmula 1 e incluso con los prototipos de Le Mans en los 60. Sus medidas son: 4,85 metros de largo por 2,12 m de ancho (con espejos) y 1,29 m de alto, con una distancia entre ejes de 2,88 metros.
Tratar la carrocería como una escultura es una obligación casi tan exigente como la de refrigerar un bloque V12. Gracias a la parrilla completamente rediseñada, la superficie ha crecido en un 13% respecto al DBS 770 Ultimate y sus rejillas derivan el aire frío directamente hacia los arcos de las ruedas delanteras y la refrigeración. Los grupos ópticos Matrix LED nos presentan una nueva firma lumínica.
Pero si algo gusta de los Aston Martin es este distintivo Kamm Tail, el sensual a la par que funcional trasero. A él se llega cruzando la vista con un perfil claramente reconocible y esculpido, que apuesta por la aerodinámica con retrovisores minimalistas y tiradores enrasados.
En la zaga, un difusor de tamaño considerable se encarga de mejorar la estabilidad a velocidades elevadas y los escapes de acero inoxidable prometen una melodía ideal para el aullido de este V12. Los Lightweight Sport en titanio estarán disponibles en opción y suponen una reducción de 10,5 kilogramos.
Un Super GT
El Vanquish es un coche para disfrutar de la carretera y, como tal, no requiere asientos de más. Este 2+0, como dice Aston Martin, accede a la era de la digitalización con el tacto y el respeto a la tradición que merece. El lujo se respira en cada costura y material utilizado para dar la cálida bienvenida a su propietario.
El cuadro de instrumentos digital de 10,25 pulgadas ofrece la información necesaria a la conducción, en combinación al infotaintment central de 10,25 pulgadas. Cualquier botón está cerca del piloto, desde el encendido hasta el selector de marchas o de modos de conducción y escape, con el objetivo de crear un ambiente centrado en la conducción.
Como detalle curioso, el techo de cristal panorámico de serie protege a los ocupantes de los rayos dañinos del sol sin necesidad de una persiana tradicional. En cuanto a los asientos, llega de serie el Sports Plus Seat, pero se puede optar por el de fibra de carbono Performance Seat. Para el sistema de audio unen fuerzas con Bowers & Wilkins y sus 15 altavoces con doble amplificador.
El más rápido hasta la fecha
La dinastía de los V12 en Aston Martin ha permitido confeccionar este bloque durante 25 años, alcanzando su culmen justo cuando todo parece indicar que debe desaparecer. Pero es importante vivir el presente, mientras construyes un futuro, y Lawrence Stroll, presidente ejecutivo de Aston Martin habla del renacer del Vanquish como una declaración jurada de la supervivencia de los superdeportivos de lujo. Seguirán siendo potentes, extraordinarios en su rendimiento e impecables en su diseño.
Para ello, bajo el capó encontramos el V12 más potente hasta la fecha, con 835 CV de potencia y 1.000 Nm de par que otorga 160 CV por litro de cubicaje. Acelera de 0 a 100 km/h en 3.3 segundos y la velocidad máxima se ha incrementado en un 15%, hasta los 345 km/h, de modo que estamos ante el Aston Martin (de producción) más rápido de su historia. Las mejoras en este bloque son las siguientes:
- Bloque de cilindros y bielas reforzados
- Culatas rediseñadas con árboles de levas actualizado
- Sistema de isión y escape nuevos, con turbocompresores de inercia reducida
- Bujías reposicionadas e inyectores de mayor caudal (10%)
- Función Boost Reserve
Esta última función no habría sido posible sin la intervención del socio Valvoline del equipo Aston Martin Aramco Fórmula 1, encargado también del diseño del refrigerador de aceite. Y, por si fuera poco, desde la fábrica también hablan de mejoras en la eficiencia y las emisiones de este bloque.
Además, la caja ZF de 8 velocidades está emparejada al diferencial trasero de deslizamiento limitado electrónico (e-diff) e integrado en el ESP, creando así un círculo perfecto entre el comportamiento dinámico, la estabilidad y el deslizamiento. Al ser electrónico, se puede bloquear en solo 135 milisegundos y se combina de manera más sencilla con el ESP.
Al volante, se traduce en un paso por curva fácil y rápido, tanto en altas como bajas velocidades, al tiempo que se reducen de un plumazo las posibles pérdidas de control de un sobreviraje sin generar una sensación de ayuda electrónica y un peso contenido de 1.774 kilogramos. Además, puedes elegir entre los modos ESP: On, Track, Off y Wet (vinculado a un modo de conducción de baja adherencia).
¿Quién no querría conducirlo?
Lejos quedan las prestaciones de ese DB7 Vantage del 1999, pero su espíritu está a flor de piel de una carrocería que va más allá del agrado visual. Una potencia bruta semejante a la de este V12 debe completarse con la estructura rígida que pueda domarla, como la carrocería de aluminio con suspensión delantera de doble horquilla y trasera multibrazo. La misma fórmula que siguen los DB12 y Vantage y que, de paso, ha aumentado un 75% la rigidez respecto al anterior DBS 770 Ultimate con una distancia entre ejes 80 mm más larga que su predecesor.
Al escudriñar el chasis encontraremos refuerzos entre las suspensiones delanteras, además de los amortiguadores Bilstein DTX calibrados de manera específica para este modelo. Su amplio rango de regulación permite un refinamiento total de los modos de conducción, con cambios significativos en su respuesta para los GT, Sport y Sport+.
Aston Martin habla de una nueva bandeja inferior delantera y un travesaño de mayor grosor, que se traduce en un control más efectivo de la dirección y respuesta ágil en un tramo revirado. Una estructura repetida en el eje trasero. En resumen, una plataforma sólida que minimizará el rebote en carreteras complicadas sin renunciar a la sensación de control y deportividad que esperas en el Vanquish.
Pero si en un aspecto mejoran los deportivos es en la frenada. Esta nueva leyenda calzará un sistema carbocerámico con discos de 410 mm en el eje delantero y 360 mm en el trasero, más ligero (27 kg) y capaz de reducir su fatiga a altas temperaturas (800 ºC). Por cierto, existen un sinfín de sistemas integrados en el ABS de Bosch e incluso alguno se conecta con el e-diff para mantener el balanceo óptimo en una curva. Y eso que no hablamos de un coche para circuito, pese a que lo aguantarían muy bien sus gomas Pirelli P Zero de 21 pulgadas.