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Parece muy similar al Flying Spur que Bentley vendía hasta ahora, pero el nuevo modelo ha evolucionado tanto que ya es la berlina más rápida de este constructor. Así que no nos extraña que en la firma británica aseguren sin tapujos que se trata de su primer "súper coche de cuatro puertas".
De W12 a V8 híbrido
La novedad del Flying Spur está sobre todo en su motor, que abandona la configuración W12 propia de otros tiempos y se pasa a otra V8 híbrida enchufable. En concreto, cuenta con un motor térmico de 4,0 litros con 600 CV y 800 Nm. Esta mecánica cuenta con dos turbocompresores de una sola turbina cada uno, lo que reduce la complejidad y les permite funcionar a mayor temperatura.
Además, la presión de la inyección de combustible se ha elevado de los 200 bares a 350, logrando que la combustión sea más limpia y se mejoren las emisiones.
Lo que ya no tiene es el sistema de desactivación de cilindros, ya que el motor se apaga por completo cuando funciona tan solo el motor eléctrico. Este ofrece 190 CV y 450 Nm de par, se aloja dentro de la caja de cambios de doble embrague y 8 velocidades y, sumado al de gasolina, permite al nuevo Bentley alcanzar los 782 CV (659 CV en el W12) y 1.000 Nm de par (900 Nm en el W12). No conocemos la velocidad punta, pero sí que semejante mole necesita solo 3,5 segundos para pasar de 0 a 100, medio segundo menos que su predecesor.
76 km de autonomía eléctrica
La idea es que este motor eléctrico sea el elegido por sus afortunados propietarios cuando transiten por zonas urbanas o aquellas que requieran menos ruido y emisiones. Para ello se alimenta de una batería de 25,9 kWh que ofrece hasta 76 km de autonomía eléctrica (la autonomía total es de 829 km) y que requiere dos horas y tres cuartos para regenerarse en un cargador de 11 kW. Eso sí, en este modo 100% eléctrico la capacidad de aceleración se queda solo en un 75%, y la velocidad punta se limita a 140 km/h.
Para que toda esta potencia no caiga en saco roto se ha actualizado de forma conveniente el chasis, que cuenta con tracción total, dirección a las cuatro ruedas, diferencial de deslizamiento limitado controlado de forma electrónica, una nueva generación del control de estabilidad que se adapta mejor a los distintos estilos de conducción y amortiguadores de doble válvula para controlar por separado la compresión y el rebote.
Pequeños cambios estéticos
En cuanto a diseño, se han renovado la parrilla, el parachoques delantero, el difusor posterior, las llantas (todas de 22 pulgadas) y las luces de Led de las puertas, que proyectan un logotipo de Bentley animado en el suelo. Todo ello con una gama de pintura que incluye 101 colores, incluido cualquier tono que haya fabricado Bentley en un pasado aunque sea muy lejano.
Y por lo que toca al interior, son nuevos los diseños de los asientos, que ahora en opción pueden incluir climatización automática que actúa sobre la calefacción o la ventilación para mantener nuestra temperatura a gusto, y que además realiza pequeños masajes para reducir la fatiga en largos viajes. Bentley dice que hay más de 700 combinaciones de color para la piel de estos asientos, y eso sin contar con las costuras en contraste, los ribetes o los detalles personalizados que pida cada futuro propietario.
También son nuevos unos ionizadores de aire y unas pantallas que muestran la calidad del aire dentro y fuera del coche, y que se asocian con la navegación del coche para saber si se está circulando por una zona con mala calidad de este aire y por tanto hay que activar la recirculación de manera automática.