- Motor. Aparece un Ferrari de Niki Lauda misteriosamente 'desaparecido' durante décadas
- Motor. 'Abandonó' este Ferrari en 1974... ¡porque le ponían muchas multas!
El Daytona siempre ha sido uno de los Ferrari más irados de las últimas décadas, pese a no pertenecer a esa súper élite de las últimas décadas conformada por los F40, F50, Enzo, LaFerrari y F80. Se presentó en el mercado en 1968 y su nombre real no era Daytona, sino 365 GTB/4. Pero aprovechando que en la edición de las 24 Horas de Daytona de 1967 Ferrari había arrasado, en la marca italiana tuvieron la idea de presentarlo con este apodo.
Su diseño, obra de Leonardo Fioravanti (del estudio Pininfarina), iniciaba una nueva etapa mucho más moderna en la que las tradicionales líneas curvas de los Ferrari clásicos se abandonaban en favor de trazos más rectilíneos. Más que el presente, era el futuro cuando llegó: combinaba un morro muy largo con una trasera recortadísima, y por primera vez en un Ferrari los faros eran escamoteables, aunque solo en las versiones destinadas al mercado norteamericano (en Europa quedaban ocultos bajo un transparente).
352 CV y 280 km/h
En cuanto al motor, se trataba por supuesto de un V12 con una cilindrada unitaria de 365 c.c. (4,4 litros, en total). Entregaba 352 CV que para finales de los años 60 eran una auténtica barbaridad, y la prueba de ello estaba en que podía pasar de 0 a 100 en 5,5 segundos y alcanzar 280 km/h.
Un año más tarde Ferrari encargó a Scaglietti que realizara, sobre la base de este Daytona, una variante descapotable. El nuevo modelo se llamó 365 GTS y se produjeron 122 unidades. Pero la prueba de que aquel nuevo cabrio había enamorado a muchos está en que un buen número de ejemplares cerrados fueron reconvertidos en descapotables con posterioridad. Y que incluso surgieron muchas réplicas, como la que conducía Sonny Crockett en las primeras temporadas de Corrupción en Miami, montada sobre la base de un Chevrolet Corvette.
Destrozaron el modelo real
Una de estas 122 unidades auténticas, esta mismo que ves, la compró en 1972 un tal Mr. Green, de Reno (Estados Unidos). Pero se sabe que pocos años más tarde la vendió y pasó a ser propiedad de la productora de cine Warner Bros, porque esta la quería utilizar en la película Ha nacido una estrella, protagonizada en 1976 por Barbra Streisand y Kris Kristofferson. En ella el coche se luce tanto como los protagonistas, pero el personaje de John Norman Howard (una estrella del rock) se pone a sus mandos en estado ebrio hasta que tiene un accidente que le cuesta la vida (perdón si te hemos destripado el desenlace, pero han pasado 49 años).
Estamos acostumbrados a que en Hollywood todos los cochazos que acaban destrozados sean réplicas. Sin embargo en aquella ocasión el director y la productora optaron por accidentar el coche real. Después, el Ferrari literalmente desapareció. Y no por unos meses, sino durante dos décadas. Quien lo redescubrió 20 años después se debió encontrar con un coche accidentado, pero también cubierto por el polvo, probablemente con óxido y con el motor falto al menos de una intensísima puesta a punto.
Cotización al alza
Pero supo ver su importancia por el modelo, por su escasez y por haber aparecido en una película, aunque esta no fuera de las más recordadas de Hollywood. Así que lo guardó, mientras que suponemos que iba informándose con sorpresa de cómo el coche empezaba a subir su cotización de forma escandalosa.
En 2015 el coche viajó de Estados Unidos hasta Maranello para volver a rodar como el primer día. La restauración iba a costar un dineral pero, ya que había que dejarlo impecable, mejor que lo hiciera la propia casa para que su cotización se pusiera por las nubes.
Y vaya si se ha puesto: después de haber cambiado de propietario, en la actualidad ha vuelto a aparecer a la venta en un concesionario alemán (Supercar Group GmbH) acostumbrado a tener los coches más espectaculares en su exposición. El precio que piden por esta joya es de 4.365.000 euros... y subiendo.
Comentarios