Salvados por la campana. O por los pactos de Gobierno. El caso es que la subida de los impuestos sobre el diésel que había propuesto el PSOE a sus socios -y que tenía el visto bueno de PNV y Junts para su aprobación definitiva- finalmente se ha quedado en el alero... para alegría del bolsillo de los conductores españoles.
Porque el paquete fiscal acordado por el PSOE, PNV, Junts, Sumar y Podemos (estos últimos han sido los que más han presionado para modificar la idea inicial) no incluirá esa equiparación impositiva del diésel con la gasolina, que habría entrado en vigor en abril de 2025 y habría supuesto una subida de 10 céntimos por litro.
Esa subida iba a hacerse a través de una modificación del impuesto de hidrocarburos para el gasóleo (del que iba a quedar exento el de uso profesional), que habría pasado de 0,379 euros el litro a 0,47269 euros el litro. Ese incremento es el que habría hecho que el llenado de un depósito de 50 litros -una capacidad que se puede considerar promedio en los coches modernos- costara 5 euros más.
Los presupuestos, en juego
El proyecto de Ley que lo incluía ha tenido que ser modificado para contar con apoyos suficientes para salir adelante, y en ese camino se ha quedado la nueva fiscalidad del diésel y otras medidas previstas, como los impuestos para los bienes de lujo y las grandes herencias.
Sin embargo, sí se mantedrán el incremento del tipo mínimo al 15 % para las multinacionales y nuevos impuestos a la banca y al tabaco (incluidos los vapeadores) y el incremento del Impuesto sobre la Renta para las Personas Físicas (IRPF) para las rentas del capital superiores a 300.000 euros. También incorpora una bajada: la del impuesto de sociedades para pymes.
Así pues, el diésel seguirá siendo un combustible más barato que la gasolina... al menos si se mantiene la coyuntura actual, donde el diferencial de precio entre ambos está, precisamente, en 10 céntimos.