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En la actualidad hay dos formas de señalizar que hemos tenido una avería con el coche o un accidente, más allá de encender las luces de emergencia. Una manera es emplear los triángulos, que debemos colocar llevando el chaleco reflectante a unos 50 metros por detrás del coche, si la carretera es de un solo sentido; o delante y detrás a esa misma distancia, si la carretera es de dos sentidos.
La otra, mucho más sencilla y que no requiere que nos pongamos el chaleco ni que salgamos del coche, consiste en poner la baliza V-16 sobre el techo del coche o en la cara exterior de la puerta, de forma que sea su potente destello el que avise a los otros conductores de nuestro problema. De momento la DGT ite estos dos sistemas de aviso pero desde el 1 de enero de 2026 solo itirá el de la baliza V-16.
Mejor si es geolocalizada
Al comprar una baliza V-16 es conveniente que nos fijemos sobre todo en dos aspectos: el primero, que se especifique con claridad que se trata de una baliza con geolocalización. Esto significa que desde el momento en el que la conectemos enviará una señal a la DGT 3.0 informando que hemos tenido una avería o un problema, y concretando el lugar exacto para que la DGT informe a otros conductores por medio de los es informativos y las aplicaciones de navegación (Waze, por ejemplo) avisen a sus s.
Estas balizas geolocalizadas son más caras que las no geolocalizadas, con precios que rondan los 50 euros tanto en comercios físicos como electrónicos (frente a unos 30 euros), pero desde el próximo año serán las únicas itidas, por lo que comprar una sin geolocalización (que son perfectamente válidas en este momento) ya no compensa.
El segundo aspecto en el que debemos fijarnos es que estén homologadas, porque si no lo están nos podrían multar con 80 euros y el artilugio no nos ofrecería la protección necesaria en una situación de riesgo. Pero, ¿qué supone que esté homologada y cómo sabemos que efectivamente la luz que queremos comprar tiene esta certificación?
Normas obligatorias
Hoy día hay balizas homologadas que no tienen geolocalización, y que son plenamente legales. Descartando estas, que ya no podremos usar en algo menos de un año, la homologación significa por un lado que la luz tiene el color de cristal amarillento o anaranjado que dice la normativa.
También reconoce que ofrece la potencia de destello adecuada, que debe estar entre 40 y 80 candelas, que es visible a un kilómetro de distancia sin deslumbrar en ningún momento a los otros conductores y que se puede ver desde un entorno de 360 grados.
Además, comprando una baliza homologada tenemos la seguridad de que es resistente al agua (podemos tener un problema bajo un aguacero) y al polvo, a las temperaturas extremas (desde -10 a 50 grados) y que no se va a mover de su sitio (van sujetas mediante un simple imán a la chapa del coche) aunque venga una racha fortísima de viento.
En cuanto a alimentación, son autónomas y valen tanto las que llevan pilas como las que emplean baterías recargables. En este último caso las homologadas nos aseguran que aguantan por lo menos los 30 minutos iluminando que nos exige la normativa, que debería ser tiempo suficiente para que lleguen la grúa o los servicios de emergencia.
Cómo saber si están homologadas
Por suerte, saber que la baliza cumple con todos estos puntos es muy sencillo: basta con sacar la luz de la caja (o ampliar bien la imagen, si la compramos por internet) y comprobar que tiene un código escrito sobre el cristal anaranjado. Puede ser del Laboratorio Central Oficial de Electrotecnica, en cuyo caso comienza por las siglas LCOE y ofrece tanto el año de homologación por parte de este laboratorio como un número de serie, que acaba en las siglas G1. Pero también puede ser del laboratorio IDIADA, comenzando entonces por las letras PC y ofreciendo sencillamente un número de homologación por parte de este laboratorio oficial. Estos códigos suelen venir también en la caja de la baliza o en los reclamos publicitarios, y con cualquiera de ellos la señal es perfectamente válida.