El debate en Barcelona es una realidad. El nombre propio, en estos momentos, entre el aficionado azulgrana es el de Lamine Yamal. También lo fue en sala de prensa tras el empate cosechado en Son Moix. Y no es para menos. El canterano salió en el minuto 65 y revolucionó el ataque del Barça.
Fabricó en su inicio la jugada del gol del empate y fue un peligro constante por su desborde y descaro. Con todo, el chaval jugó su cuarto partido consecutivo como reserva.
Esa corta edad -solo tiene 16 años- y el hecho de dar sus primeros pasos en el primer equipo apoyan esa idea de dejar la responsabilidad inicial para los Raphinha, Ferran Torres y Joao Félix, entre otros. El discurso desde dentro del club también va por esa línea. Recuerdan que antes del parón de selecciones, cuando Lamine coleccionaba titularidades, Raphinha cumplía sanción, Joao Félix era un recién llegado y Ferran todavía no había iniciado su actual producción goleadora.
Indiscutible antes del parón
Entonces, Lamine jugó de inicio ante el Cádiz, Villarreal y Osasuna. Dos de los tres partidos a domicilio, en campos difíciles como La Cerámica y El Sadar. En ese momento, el debate era totalmente opuesto: ¿debía jugar un chico tan joven siempre de titular?, así lo recordaba Xavi justo antes del choque del Betis: "Lo de Lamine es curioso porque hace tres semanas me decíais que no me atrevía a ponerlo y ahora me decís que debe descansar".
De titular indiscutible a habitual suplente. Desde un sitio y desde el otro, Lamine sigue siendo diferencial. El futbolista con más desborde de todo el frente de ataque. Su primer año en el equipo de Xavi oscila entre darle galones y no cortarle las alas o apartarlo de los focos y otorgarle protagonismo en las dosis adecuadas. ¿Cuál es el camino correcto?
