Ni Pimienta ni sal

A la cuarta se rompió la inmaculada racha de debuts con el Sevilla de Joaquín Caparrós, que en sus tres anteriores estrenos con el cuadro hispalense había salido vencedor. No pudo su equipo con el Alavés, en un duelo que deja la sospecha de que el problema del Sevilla va mucho más allá del banquillo. Al menos no perdió y mantiene una diferencia de seis puntos con el descenso, que lo marca precisamente el equipo de Coudet, con seis jornadas por delante. Debería ser suficiente para no sufrir, pero en Nervión, a estas alturas, nadie se fía de nada.

Cuando Sevilla y Alavés se enfrentaron en la primera vuelta, en los banquillos de Mendizorroza se sentaron García Pimienta y Luis García. Quizá ninguno de los dos era el principal culpable de los males de sus equipos, pero lo cierto es que en el Pizjuán ya no estuvieron. El duelo fue un Caparrós vs Coudet en el que no hubo vencedor, un reflejo perfecto de la temporada de ambos equipos, a los que todo les cuesta un mundo.

Quizá no fuera casualidad que en el debut de Caparrós, que respira sevillismo por los cuatro costados, el mejor fuera Carmona, un canterano. Él fue quien dejó las mejores acciones en la primera parte por la banda derecha y quien inició la jugada del gol sevillista. El centro final fue de Agoumé y el cabezazo de Peque. Todo muy Caparrós: balón directo para asentarse en campo contrario y a partir de ahí, triangulación rápida. Fue el primer gol de Peque en el campeonato, un dato que puede explicar parte de los problemas del Sevilla.

Antes del gol, Guridi había perdonado una ocasión tan clara como el tanto de Peque. Como casi siempre, el acierto en las áreas marcaba la diferencia. Más tarde sucedió lo contrario: Isaac no acertó a marcar el segundo y, sobre la bocina del primer tiempo, Kike García hizo su duodécimo tanto liguero tras ganar la acción a Badé y meter la puntera a un centro raso de Carlos Vicente. Tanto el extremo como el delantero dieron mucho trabajo a la defensa sevillista.

El segundo acto del Sevilla fue mucho más preocupante que el primero. El Alavés dominó el balón durante tramos muy largos y sólo en algún chispazo individual inquietó el cuadro de Caparrós. En su mejores opciones, Sivera ganó la partida a Lukébakio. Evitó males mayores el Sevilla defendiendo con cierta solidez su área. No está para mucho más el cuadro hispalense, al que se le está haciendo eterna la temporada.

Coudet, ante lo plácido que estaba el partido para su equipo, vio la oportunidad de ganar el partido y metió a Conechny y Carlos Martín por Aleñá y Guridi. Pero estuvo a punto de perderlo porque el Sevilla dispuso de la mejor del partido, una ocasión clarísima que Sivera le sacó a Lukébakio. En los últimos minutos, tras los cambios de Caparrós, sí terminó apretando el Sevilla. Suso dispuso de la última ante la desesperación del Pizjuán, que todavía tendrá que sufrir.