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El Sevilla toca fondo

La eliminación de la Champions ha provocado un incendio de consecuencias inimaginables, seis meses después de levantar la Europa League

Diego Alonso, durante el choque ante el PSV.
Diego Alonso, durante el choque ante el PSV.RAMÓN NAVARRO
Actualizado

El Sevilla vive una de sus crisis más importantes de este siglo. Deportiva, institucional y social. Todos los ecosistemas que conforman la entidad andaluza están viviendo una temporada para olvidar. Y eso que mañana se cumplen exactamente seis meses desde que tocase la gloria en Budapest con la séptima Europa League.

En este medio año se han tomado todo tipo de decisiones que han ido deteriorando un proyecto viciado y del que no se es capaz de escapar. Cada volantazo, desde la dirección deportiva al banquillo supone un paso atrás en la credibilidad de los mandatarios, con una plantilla más que amortizada y donde la cúpula veterana se muestra inamovible e impasible al mal momento general que vive un equipo que ya ha sido eliminado de la Champions y camina decimoquinto en Liga. El próximo paso será cortarle la cabeza a Diego Alonso, después de ser ratificado hasta la saciedad. Porque en el Sevilla se practica con incuestionable soltura la castellana expresión: Donde dije digo, digo Diego.

Crisis deportiva

El Sevilla apostó en verano por cortar sus lazos con el director deportivo con el que ha ganado en este siglo la absoluta bestialidad de once títulos, de los quince que posee la entidad en sus más de 100 años de historia. Monchi salía por la puerta de atrás, en un enfado público con la directiva. Se apostaba, tras tantear otras opciones, por un viejo conocido como Víctor Orta, quien fuese mano derecha del propio Monchi unos años. El plan estaba claro: rejuvenecer la plantilla, soltar lastre y firmar jugadores que generasen plusvalías. Durante el verano se trabajó en este sentido, aunque haciendo crecer una deuda que cada curso sigue engordando y hace temer por la viabilidad de la entidad.

De los despachos al banquillo. Se optó por continuar con Mendilibar, quien había levantado un título y rescatado al Sevilla en Liga en una situación parecida a la actual. Se le renovó con la boca pequeña. Sin confiar en él. En cuanto se vio el momento, sin estar el equipo caído, se decidió prescindir de sus servicios. La apuesta del nuevo director deportivo era un desconocido como Diego Alonso. Barato y firmando hasta final de curso, pero con el hándicap de la inexperiencia. Ocho partidos entre Liga y Champions, con el resultado de cero victorias, con cuatro derrotas por el camino. Números que llaman a la guillotina. En Nervión no se tiene paciencia. Pero la decisión de firmar un técnico de ese perfil en tiempos tumultuosos también fue arriesgada de más. El enfermo se está muriendo.

Crisis institucional

Del Nido Benavente ha vuelto a perder un juicio, al denegarse las medidas cautelares solicitadas para poder votar en la Junta de Accionistas, donde tendría (si pudiera votar con su paquete accionarial) mayoría de sobra para volver a ser presidente. Su hijo mayor será nombrado en los próximos días, representando ese mismo paquete familiar. Un lío societario que sigue lastrando al club en una guerra de guerrillas que no parece tener fin.

Los actuales directivos no están legitimados por la mayoría de accionistas, quienes por segundo año no le aprobarán las cuentas a la gestión, y tampoco son queridos por el aficionado de a pie, quienes observan atónitos cómo se cobran sueldos de seis cifras para llevar al Sevilla a una ruina deportiva y económica que les tiene muy preocupados.

Crisis social

El sevillismo no es de las aficiones que se toma a la ligera estas situaciones. En la década de los 90, cuando al Sevilla sólo se arrimaban personas que deseaban esquilmar lo poco que poseía el club, se vivieron momentos muchos más tensos de los sucedidos anoche a la salida del estadio, después de esa dolorosa derrota contra el PSV, tras desperdiciar un 2-0 a favor. La consejera Carolina Alés fue increpada por numerosos aficionados a la salida. Y no sólo eso, en el palco de autoridades también se vivieron momentos de tensión, con muchos abonados de esa zona insultando a los directivos y con más de una pelea dialéctica. Víctor Orta también tuvo que vivir en sus carnes cómo era señalado por el desastre que vive el Sevilla. Un club y un estadio que tiene dentro una bomba de relojería a punto de estallar. No hay solución fácil. El proyecto está tocando fondo.

La imagen que enfurece al sevillismo: ¡cero intensidad en el rondo de suplentes!@blogjavisfc

Desde el club se piensa ya en quién puede levantar al Sevilla. Querían tiempo hasta darle una nueva vuelta a la plantilla en enero, pero Diego Alonso no lo tiene. A no ser que gane el domingo al Villarreal y encuentre ese punto de fortuna que también le ha sido esquivo. Existe temor real a pegar un petardazo histórico en Liga.

Siempre la Europa League no será capaz de rescatar a un club que vive entre la cima y la sima en los últimos tiempos. La estabilidad del proyecto de Lopetegui ahora se extraña como a los familiares que faltan en próximas fechas. Seis meses hará mañana de Budapest. Parece toda una vida. El Sevilla ha tocado fondo. ¿Será capaz de levantarse?

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