En marzo de 2021, Anders Lind iba en su coche cuando el conductor que iba delante sufrió un infarto. El vehículo del jugador danés chocó a gran velocidad contra él. Se rompió la espalda por varias partes. En el hospital, los médicos le dijeron que había un 90% de riesgo de parálisis o secuelas graves y que no volvería a jugar. A sus 22 años, y con un futuro prometedor en el tenis de mesa, tenía rotas tres vértebras.
"Nadie pensaba que pudiera volver a jugar. Lloré durante una semana seguida", cuenta el joven de 25 años, que ese año se perdió la cita de Tokio 2020 mientras se recuperaba.", reconocía ayer tras ganar en octavos al portugués Marcos Freitas en el Arena 4 de París Sur. ¡Quién se lo iba a decir tres años atrás cuando veía por televisión los de Tokio! "Normalmente, con esos huesos rotos, pierdes la movilidad de las piernas, pero como no habían tocado la médula espinal, vieron que podría volver a andar con el tiempo. Le dijeron que necesitaría un año de tratamiento y rehabilitación.
Lloré durante una semana seguida
Permaneció postrado en cama entre tres y cuatro semanas. Después, con la ayuda de un corsé, fue recuperando la movilidad y, al cabo de tres meses, volvió a caminar. Tuvo que empezar de cero. "Comencé caminando poco a poco 20 metros al día, luego 40 y después 60. Al cabo de unos meses, podía trotar poco a poco", recuerda.
Su resurrección
Con un largo cordón metálico que le sujetaba la espalda, el danés volvió a ponerse en pie. Seis meses después del accidente, Lind ganó el bronce europeo utilizando dos varillas metálicas, que aún conserva, para sostener su columna vertebral. El año pasado, llegó a cuartos de final en la categoría individual del Mundial.
Ha perdido algo de flexibilidad en la espalda. "Antes del accidente, los entrenamientos me parecían una carga", confiesa el número 62 del mundo. Ahora es feliz de poder simplemente entrenar.
Lind nació hace 25 años en Horsholm, una ciudad 25 km al norte del centro de Copenhague. La temporada pasada, el juego espectacular del danés le llevó a otro nivel. Con un 77% de victorias en la Pro A, contribuyó de forma decisiva al título de liga del Hennebont francés.