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Michael Schumacher llegó a la Fórmula 1 de una forma un tanto inverosímil. Bertrand Gachot, principal piloto de Eddie Jordan en 1991, fue detenido a mitad de temporada por agredir a un taxista. "Eddie se acercó a nosotros y nos comunicó que Bertrand no podía conducir. Entonces nos dijo: 'Tenemos a este joven piloto, Michael, que condujo en Japón'", explica Andy Stevenson en una entrevista a Bild.
Esa historia ya era conocida, sin embargo, el ahora director deportivo de Aston Martin era mecánico en Jordan por aquel entonces y fue testigo de la llegada del alemán a la fábrica del equipo. Schumacher apenas era conocido y eso le jugó una mala pasada. "Se suponía que íbamos a quedarnos más tiempo una noche para ajustar su asiento. Así que todavía llegábamos tarde a la fábrica, y de repente llegó un joven repartidor...", relata el británico.
Su nivel de profesionalismo ya superaba todo lo que habíamos experimentado con otros conductores.
Los mecánicos, que esperaban al nuevo miembro de su equipo, se quedaron un tanto extrañados por la visita de un repartidor a esas horas, sin embargo, no tardaron en percatarse de quién se trataba. "Y luego nos dimos cuenta: ¡Este no es un repartidor, es nuestro nuevo piloto de Fórmula 1!", señala Stevenson.
Un joven muy profesional
Se pusieron manos a la obra para poder tener todo listo para su debut en Spa-Francochamps. Al ajustar el asiento, el mecánico rápidamente se dio cuenta de que estaba tratando con un piloto especial: "Su nivel de profesionalismo ya superaba todo lo que habíamos experimentado con otros conductores. Desde el momento en que Michael se sentó en el coche, inmediatamente supo lo que quería. Era totalmente práctico, quería involucrarse y ayudar con todo", recuerda.
El asombro en Jordan creció después de las primeras pruebas en Silverstone. Andy Stevenson asegura que no habían visto otra cosa igual: "Después de dos o tres vueltas, ya era más rápido que cualquier cosa que hubiéramos logrado anteriormente. Estaba superando tiempos de vuelta sobre tiempos de vuelta. Recuerdo claramente haberle dicho a un amigo después de la sesión de prueba: 'Acabamos de probar a un futuro campeón mundial'. Era completamente obvio. Dejó que el auto bailara a través de las chicanes".
Con todo, su debut en el GP de Bélgica acabó empañado por un problema de embrague que le dejó tirado después de tan sólo dos curvas, cuando era quinto. Falló el coche, pero el piloto que no volvió a subirse al Jordan, sino a un coche aún mejor, el Benetton. Un año después en el mismo escenario Schumacher logró su primera victoria en la Fórmula 1, para después convertirse en campeón siete veces.