Ya lo dijo el día antes Verstappen, "me siento como un payaso", rodeado de luces, música y demás show 'made in USA', que en Las Vegas alcanza ya su apoteosis. Muchos se esperaban lo peor, que hubiese quedado de lado la seguridad o el buen hacer, en un país donde los 'pile ups', montoneras de coches, son a veces lo más atractivo de las carreras.
La excavadora Caterpillar pasando a toda prisa entre los neones de lujo en la recta de meta entre el Libre 1, que solo ha durado 10 minutos, y el Libre 2, y decenas de operarios echando cemento a las más de 50 alcantarillas, evidencia que el trabajo no estaba bien hecho. Y lo peor se lo ha llevado Carlos Sainz, una tapa de alcantarilla que ha destrozado los bajos del Ferrari (chasis, motor afectado, cambio), se ha llevado el susto, el golpe (por suerte ha salido al segundo libre con el coche cambiado) y la amargura.
Porque para colmo, le supondrán tener que cambiar, como poco, la batería, y además penalizar 10 posiciones en parrilla ya que es la tercera de la temporada, que acarrea sanción. "No ha habido forma de evitarlo porque el reglamento así lo estipula", dicen los comisarios, casi pidiendo perdón por no poder evitar cebarse con el español.
Parece que la pulcritud y la exigencia se ha relajado con el paso de los años. Al Urban Street Circuit de Valencia le obligaron (para homologarlo) disputar una carrera FIA antes de que llegara la F1, como tantos otros antes. Ya tuvieron que soldar dos alcantarillas, cuando en 2008 no tenían el efecto suelo de ahora.
Hoy Sainz se ha llevado tal golpe a 318 km/h, lo mismo que Ocón al que le han cambiado el chasis, que se ha partido hasta el asiento, y desde arriba se ve el agujero y el suelo. Alonso lo evitó por los pelos. No es la primera vez, en Mónaco, que es el más antiguo con Monza, alguna vez ha pasado, pero la puesta de largo para una carrera nueva es ¿que más va a pasar a partir de ahora?
Fred Vasseur, jefe del equipo Ferrari al que es difícil verle perder la calma, ha mandando a esparragar al presentador de la F1 que trataba de desviar la rueda de prensa de los jefes de equipo hacia el show y el glamour cuando a Fred nadie le paga este golpe, está sancionado, se juega ser subcampeón y encima debe poner una sonrisa. "No, esto es inaceptable", afirmaba. "Está bien, el espectáculo es el espectáculo y todo va bien, pero creo que hoy en día es inaceptable para la F1 y nos va a costar una fortuna".
Sin embargo, hay quien pone las luces largas, ni siquiera veían bien que a Sainz se le perdonara la sanción, y piden tiempo para la carrera, como Toto Wolff, "Liberty ha hecho un trabajo increíble y sólo porque en la FP1 se haya deshecho una tapa de drenaje no deberíamos quejarnos. Es completamente ridículo. ¿Cómo puedes siquiera atreverte a hablar mal de un evento que establece nuevos estándares para todo?", le ha espetado a un periodista que no estaba de acuerdo con esa visión tan relajada.
Y el director del equipo Williams, James Vowles, va por el mismo camino: "Júzguennos por lo que suceda cuando caiga la bandera a cuadros el sábado, en lugar de por lo que acaba de suceder en la última media hora".
EL PÚBLICO, FUERA
La contraparte de este papelón, ha sido el público, que afrontó las entradas más caras que se recuerdan. No menos de 600 euros la pelousse, que aquí es poder entrar al circuito, y a partir de ahí, según la granda, entre 1.000 y 3.000. De los paquetes VIP ya ni hablamos, con la guinda en el famoso 'paddock club', que en esta carrera suben a 25.000 euros, las más caras de todos los tiempos. Y luego lo que ofrecen los hoteles de lujo con sus terrazas con vistas al Strip... algunos por encimad el millón de euros.
Pues todos han sido desalojados por motivos de seguridad para ese segundo libre que ha empezado ya muy de noche y con mucho frío. Con los abogados que ha allí, la F1 va a tener que aflojar la cartera más allá de los 500 millones que lleva en la creación de este circuito.