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Se pasa la vida detrás de un volante, ya sea el del Citroën C3 Rally2 con el que debutó el año pasado, o el del camión que conduce a diario. Tanto lo uno como lo otro le viene de familia, lo ha mamado en casa desde que nació. "En casa siempre ha habido mucha afición por los rallies y por los camiones, el medio de vida de mis abuelos, mi padre, mi tío... Es una tradición y me gusta seguir con ella", explica Diego Ruiloba, que compagina actualmente su papel en el Supercampeonato de España de Rallies, donde está disputando el título corriendo para el equipo Citroën, con el oficio de chófer que ha heredado.
Desde que promocionó el curso pasado, como campeón de la copa Peugeot, a la escuadra del doble chevrón, el joven asturiano (23 años) se ha convertido en uno de los talentos más pujantes de nuestro país. Ya ha ganado dos pruebas esta temporada (Sierra Morena y Rías Baixas), y es uno de los grandes favoritos para conquistar el certamen. Pero eso no le quita de seguir trabajando entre semana en la empresa familiar (Transportes Hnos. Ruiloba), el primer patrocinador que tuvo el piloto de Pravia cuando debutó en Asturias hace cinco años.
"Me ha pasado todo muy rápido... Empecé a un nivel totalmente amateur y, en cosa de dos o tres años, se me profesionalizó todo muchísimo. Ahora puedo decir que soy piloto profesional y que corro para una marca. Es una oportunidad impensable para mí, que voy a intentar aprovechar al máximo. Pero sin perder los camiones. Siendo realista, es lo que más probabilidades hay que me dé de comer el día de mañana", reflexiona el asturiano.
Agradecido a su familia
Diego empezó a viajar con sus padres a los rallies desde niño, siguiendo el Nacional. Fueron ellos los que le introdujeron en un mundillo que enseguida le fascinó. "No vio nunca dibujos, le poníamos películas de coches y se pasaba horas y horas delante de la tele", recuerda su padre, Javier, el mentor de Ruiloba desde que se inició de pequeño en los karts.
Cuando cumplió 18 años y llegó a los rallies, su familia tuvo que hacer un esfuerzo económico para que Diego pudiera seguir subiendo escalones. Ahora que se ha granjeado el respaldo de una marca como Citroën, Ruiloba concibe su trabajo con el camión como una manera de recompensar a sus padres por todo lo que le han ayudado.
"Si no hubiera sido por ellos, hubiera sido imposible llegar donde estoy. Les tengo que agradecer muchísimo, y qué menos que intentar tirar por la empresa familiar todo lo que puedo", señala Ruiloba, que este fin de semana aparcará el camión y se subirá a su Citroën para luchar por ganar el Rally Princesa de Asturias.
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