Resulta chocante escuchar hablar de rugby subacuático. Rugby sí, pero siempre sobre terreno firme, y deportes de agua también, pero si juntamos ambas denominaciones nos encontraremos una disciplina tan compleja como completa, en la que tienen cabida todo tipo de amantes a este medio acuático y de la que probablemente no hayas oído hablar.
A día de hoy solo Valladolid, Barcelona, Granada, Madrid, Zaragoza y Pamplona cuentan con equipos de rugby subacuático que funcionan bajo el manto de la Federación Española de Actividades Subacuáticas (FEDAS), aunque hay “jugadores satélites” que entrenan en solitario en sus municipios para viajar sólo los días de competición, ya sea desde Almería, Valencia, Cádiz, Málaga, Palma de Mallorca e incluso se ha dado el caso de ¡viajar desde Australia!
¿Qué es el rugby subacuático?
Este deporte no es nuevo. De hecho, sus orígenes se remontan principios de la década de los ’60 del pasado siglo XX (1964), cuando en Alemania se disputó el primer partido entre los equipos de Duisburg y Mülheim. A pesar de que alemanes y suecos se disputan el origen de este juego, no fue hasta bien entrada la década de los 70 (1978) cuando se jugó el primer campeonato europeo en Malmö (Suecia) dando así el pistoletazo de salida a la internacionalización de un deporte que tiene sus reyes, nada más y nada menos que en Colombia.
Jugado en una piscina de dimensiones variables (de 12 a 22 metros de largo, de 8 a 12 metros de ancho y de 3,5 a 5 metros de profundidad) y con un balón de flotabilidad negativa (cargado de salmuera) similar al de balonmano, el objetivo final no es otro que colocar la bola en la portería o cesta del equipo contrario (de unos 40 centímetros de diámetro) y que está anclada en el fondo de la piscina, pudiendo esta ser defendida a capa y espada por el portero.
Los equipos los forman 12 jugadores (6 titulares y 6 suplentes) que deben estar en completa sincronización para poder salir a respirar a la superficie, mientras su compañero baja para seguir con el juego. “La apnea, aunque muy importante, quizás no sea la clave para este deporte”, asegura Juan Alcalá-Galiano, vicepresidente y jugador del CD Escualos de Granada. "La apnea es un tema mental, de relajación y este deporte es todo lo contrario, es muy cañero, basado en el cardio y la potencia. Es cierto que ayuda, pero no es lo más importante. Hay que tener una buena condición física porque es un deporte bajo el agua, con mucho o, y un equipamiento que pesa".
La apnea, aunque muy importante, quizás no sea la clave para este deporte. Hay que tener una buena condición física porque es un deporte bajo el agua, con mucho o, y un equipamiento que pesa
También encontramos a los árbitros, en este caso tres, dos sumergidos y uno en superficie, encargados no solo de regular el juego sino también de la seguridad física de los jugadores, ya que portarán botellas de oxígeno en todo momento. “En los cinco años que llevo en esto no ha habido lesiones graves, solo contusiones pequeñas porque el agua amortigua los impactos. Lo más grave que recuerdo es el desvanecimiento de una jugadora al salir de la piscina, una vez fuera del agua. Siempre se está lejos de que le pase algo grave porque el cuerpo humano es listo y cuando crees que te ahogas aún te queda mucho. Tienes la sensación de tener que salir y respirar pero es solo una señal del cerebro, ya que tu nivel de oxígeno sigue igual.”, afirma el vicepresidente de los Escualos.
Las competiciones
En el plano internacional, mucho más asentado aunque no exento de carencias, existe un Mundial cada cuatro años y un Europeo cada dos. A nivel nacional, la cosa es mucho más compleja dada la falta de espacios, equipos y efectivos. En España, se celebra el campeonato nacional en dos fechas, abril y junio, en las que se enfrentan todos contra todos para finalmente, en junio, sumar los resultados totales confirmando así el equipo ganador.
Nuestro equipo es mixto, ya que no tenemos los recursos necesarios para tener una sección masculina y otra femenina
Los equipos más potentes suelen tener dos secciones: masculina y femenina, aunque como asegura Juan Alcalá-Galiano esa no es su situación: “En nuestro caso, nuestro equipo es mixto ya que no tenemos los recursos necesarios para tener una sección masculina y otra femenina, así que competimos contra equipos masculinos con nuestro equipo mixto”. En este sentido, sí que es importante destacar el término “acuaticidad”, que viene a ser algo así como la capacidad de adaptación a los deportes de agua que tienen algunos de los participantes. “En nuestro grupo hay tres jugadores procedentes de la pesca submarina que rápidamente completaron su entrenamiento de apnea y eso es un plus. Yo, por ejemplo, que vengo del rugby me costó un poco más”, dice.
Los problemas de un deporte tan minoritario
El listado de problemas a los que se enfrentan los aficionados a este deporte son innumerables dado el incipiente grado de desarrollo en nuestro país, empezando por el espacio en el que se disputan los partidos. Es necesaria una piscina que reúna una serie de condiciones y unos requisitos para el disfrute y la seguridad de los jugadores: “La piscina es una barrera. La gente está acostumbrada a ver deporte en superficie, pero aquí estamos sumergidos y es todo mucho más complejo ya que no puedes ver a los jugadores. Eso es lo difícil. Lo ideal sería tener una piscina que fuera como un acuario y que yo sepa sólo hay una en un centro comercial de Madrid donde de vez en cuando se reúne el equipo de la capital con el revuelo que eso conlleva. Además de cara a realizar directos es bastante complejo. Ni siquiera el campeonato de España se puede ver en streaming por el coste que esto tiene”, dice Juan Alcalá-Galiano.
Por otro lado, el pequeño número de practicantes en nuestro país (apenas 150 jugadores) luchan no sólo por jugar o entrenar al menos dos veces por semana sino también por dar a conocer el gran potencial que tiene este deporte y sobre todo el futuro tan prometedor que se le atisba.
Para formar el equipo granadino Alcalá-Galiano recordó que “comencé a practicar este deporte en Barcelona. Cuando llegué a Granada, por motivos laborales, conocí al que hoy es el Presidente de nuestro equipo Alberto de Diego, quien también lo practicaba en Valladolid. Llegamos a estar dos años entrenando solos porque no había nadie interesado”, comenta. “Luego nos fuimos juntando gracias al boca a boca y a los carteles que colocábamos en las inmediaciones de la piscina, pero sobre todo gracias a las redes sociales. Mi mujer, Marina, que hoy es la capitana de la sección femenina en formación, vino de la natación junto con Ángela; también se unió nuestro entrenador Diego Guerra, de Colombia, y posteriormente Alexis de Barcelona…”
Las nuevas tecnologías quizás puedan ayudar en el desarrollo de este deporte en España. Aunque la profesionalización es y será una quimera por muchos años, siempre se tiene que dar un primer paso y ser valientes. En este caso, los pocos y discretos aficionados a este deporte con tantas trabas económicas y logísticas se han propuesto hacer ruido y a buen seguro que conseguirán que se escuche hablar con más asiduidad de un deporte abierto a todo tipo de patrocinios y colaboraciones.
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