Triste final para ZIdane 6x6rj
martes, 11 julio 2006, 00:54
Todos esperbamos otro final para el gran Zizou. Ni l mismo, en el peor de sus sueos, habra imaginado un adis tan gris a su excelsa carrera futbolstica. Podemos ocultar dicho final con el brillo de su proclamacin como Baln de Oro del Mundial, con su ltima exhibicin en una Copa del Mundo, hasta con su gran partido en la final pero ese fatdico minuto 110 lo ensucia todo. Me duele ser tan crtico con un futbolista tan brillante, pero nada excusa una actuacin como la que tuvo. Todo iba a pedir de boca. Los galos, al grito de Alez Les Vieux, haban alcanzado la prrroga de la final, algo inimaginable antes del campeonato para este grupo de veteranos, estaban jugando mejor que los italianos, el gran Zidane haba logrado el primer tanto y haba acariciado la gloria con un cabezazo que slo un esplndido Buffon poda evitar que se convirtiera en la sentencia. Sin embargo, esa cabeza, en la mayora de las ocasiones tan prodigiosa, le jug una nueva mala pasada (no era la primera, desgraciadamente). Ahora podrn decir que Materazzi le insult gravemente, que fue un ataque racista, lo que quieran. Evidentemente, el italiano le dijo de todo menos bonito, pero eso es algo que queda en el terreno de juego y que un futbolista con las tablas de Zizou debe saber soportar. Esa cabeza fra que le ha encumbrado no deba transformarse en una jaula de grillos y derivar en la agresin que le hizo despedirse sin poder recoger la medalla de subcampen del mundo. El ftbol no se mereca una despedida tan triste de uno de los grandes, pero desde luego la culpa no es de Medina Cantalejo ni de Materazzi. Si se le ha alabado por sus gestas, tambin tendr que asumir sus errores.
P.D. Por cierto, que no nos d rubor celebrar la victoria italiana sobre nuestros verdugos ses. En el Olympiastadion de Berln los alemanes no tuvieron ningn problema para ponerse del lado francs cuando Zidane vio la roja, sin saber si era justa o no. El 2-0 encajado en los picos minutos finales de la prrroga an escoca al pueblo alemn y vio en el bando galo una oportunidad de vengarse. Desde la expulsin de Zizou, la mayor parte del estadio estall en silbidos a cada toque que daban los azzurri, en especial cuando la tocaba Materazzi. Dos tifossi con los que vi el partido alucinaban con el revanchismo de los germanos, pero al final se quedaron tan a gusto cuando Grosso les elev a los altares. Entonces tuvieron tiempo de desahogarse, y nosotros con ellos. A ver si en la prxima Eurocopa este tipo de alegras nos las llevamos de forma ms directa y la venganza deportiva se cumple con goles de la Roja. A por ellos!
