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Hace ahora medio siglo, los turistas ses con buenos recursos económicos comenzaron a dejarse ver por España con un coche futurista. Era alargado (4,67 m), bajo (1,36 m), con un frente afilado y un parabrisas muy inclinado como si hubiese nacido para la competición, aunque con un innegable aire de lujo y un símbolo de Citroën que aclaraba su procedencia. Se trataba del CX, y a finales de aquel verano de 1974 pocos podían imaginar que acabaría teniendo tanto éxito como su antecesor, el mítico 'Tiburón'.
El CX se presentó al mundo en julio de 1974, pero se lanzó de manera oficial el 26 de agosto de 1974, solo dos meses después de que Citroën y Peugeot se fusionaran, y en octubre de aquel mismo año se convirtió en la estrella del Salón del Automóvil de París.
Eslabones elásticos
El revuelo que causó no se debía solo a su línea, sino a su concepto innovador en muchos sentidos. Del 'Tiburón' tomaba la tracción delantera, las suspensiones hidroneumáticas y los frenos de disco de doble circuito de alta presión, pero prometía una comodidad fuera de todo lo conocido gracias a que la carrocería monocasco estaba unida al bastidor mediante 16 eslabones elásticos, encargados de filtrar las vibraciones y el ruido de los ejes, el motor y la caja de cambios.
Por dentro presumía de que para encender los faros, poner los intermitentes, el limpiaparabrisas o tocar la bocina no había que retirar las manos del volante, algo que hoy día es común a todos los coches. También contaba con cinturones de seguridad delanteros retráctiles, y en Citroën decían que los guarnecidos y en general todo componente del interior prescindía de salientes agresivos y estaba diseñado para ser tan resistente "como los órganos del cuerpo humano".
Aire acondicionado...
Con estos argumentos, en 1975 obtuvo el Trofeo del Coche del Año, muy por delante de un Volkswagen Golf que terminó como segundo clasificado. No se durmió, sin embargo, en los laureles, como vas a ver: ese mismo año recibió una dirección servoasistida procedente del SM cuya dureza variaba en función de la velocidad (al principio era opcional, pero acabó siendo de serie), y también aire acondicionado, elevalunas eléctricos en las cuatro puertas, dos retrovisores regulables desde el interior y faros antiniebla traseros.
La caja de cambios semiautomática la estrenó en 1976, mientras que el motor inyección de gasolina, el cambio manual de cinco velocidades, el techo solar, los faros antiniebla, el encendido electrónico transistorizado y las llantas de aleación se estrenaron en 1977.
Un año más tarde se equiparía con cinturones de seguridad traseros y cierre electromagnético de puertas, tras lo cual (ya en 1979) llegaría una innovadora varilla eléctrica para comprobar el nivel de aceite desde el interior del coche.
Control de velocidad
En 1980 añadiría un economizador de consumo y una caja de cambios automática, y en 1981 estrenarían los neumáticos de perfil bajo y el control de crucero. Después (ya en 1982) vendrían el cierre centralizado que incluía el portón y la tapa del depósito de combustible.
La versión turbo diésel comenzaría a venderse en 1983, mientras que el turbo inyección de gasolina aparecería en 1984. Un año más tarde llegarían los frenos ABS, el detector de hielo, el indicador de bombilla fundida, la señal de puerta abierta, los retrovisores térmicos y con mando eléctrico, los cristales tintados, el aviso de luces encendidas y el cierre centralizado con mando.
Para 1986 toda aquella dotación de equipamiento se completaría con un desempañador automático de la luna trasera, mientras que en 1987 estrenaría un intercooler para el motor turbo diésel y un inmovilizador codificado.
Versiones deportivas
El CX se lanzó en versiones 2.000 y 2.200, pero los auténticos protagonistas fueron los motores de altas prestaciones. El CX 25 TRD Turbo 2, lanzado en abril de 1983, estrenaba un nuevo motor 2.500 con 120 CV con el que alcanzaba nada menos que 195 km/h (una cifra espectacular para un diésel de su época).
En cuanto a los gasolina, la variante GTI se lanzó en 1977 y rendía 128 CV, que con ayuda de una caja manual de cinco velocidades le permitían alcanzar 189 km/h. Pero este rendimiento pareció poco cuando en octubre de 1984 llegó el CX GTI Turbo de 168 CV, que podía rodar a 220 km/h, y su posterior versión CX GTI Turbo 2, que montaba un intercooler, alcanzaba los 223 km/h y, sobre todo, rebajaba los consumos en buena medida. En 1984, por cierto, este CX GTI Turbo estrenó una campaña publicitaria con la actriz Grace Jones en la que se decía: "¡El CX GTI Turbo es un demonio!", en alusión a la velocidad máxima que anunciaba. El Ministerio de Transportes decretó su prohibición, pero aquello no hizo más que dar más publicidad a este modelo.
En competición
Si bien el CX nunca estuvo enfocado hacia la competición, 'vivió' sin embargo algunas experiencias interesantes en este sentido, como la victoria entre los dos ruedas motrices de un CX 2400 GTi en el París-Dakar de 1981. Aquel año Jacky Ickx también correría esta prueba con un CX e incluso tuvo opciones de vencer en la general, pero varias penalizaciones y vuelcos le obligaron a retirarse.
Comenzado a ensamblarse en junio de 1974 (en la planta sa de Aulnay), el CX alcanzó su cifra un millón el 23 de octubre de 1987 y dejó de fabricarse en julio de 1989, aunque la versión familiar continuaría en producción hasta 1991. Para entonces se habían fabricado 1.042.460 unidades, de las cuales 913.375 fueron berlinas, 29.380 berlinas con carrocería alargada (para personalidades e instituciones), 129.085 familiares y 900 en versión 'Enterprise', que ofrecía carrocería familiar pero solo dos asientos para servicios especiales, como los de las ambulancias.