Hace años, Mitsubishi se planteó dejar Europa. Al final no lo hizo gracias a la alianza con Renault, que puso los mimbres para la renovación de su gama. Primero con el ASX, basado en el Captur; luego con el Colt, en realidad un alter ego del Clio.
La colaboración no se ha quedado ahí, ya que este año lanzará dos nuevos modelos bajo la misma fórmula. Uno se llamará Grandis (nombre ya usado antes) y es el gemelo del Renault Symbioz. Por tanto, de combustión o híbrido. El otro, aún sin bautizar, será la versión nipona del Scénic E-Tech y, por tanto, 100% eléctrico.
El Outlander, por encima de todos
Son modelos importantes, sobre todo el Grandis. Pero no suponen en imagen lo que representa el Outlander, considerado su buque insignia en la UE desde que apareciese en 2013. Fue un coche que vino con un pan debajo del brazo. Porque, además de tener variantes gasolina o diésel, también fue el primer todocamino del segmento D híbrido enchufable (o PHEV)
Sometido a distintas mejoras, esta tecnología le permitió ser varios años el PHEV de su categoría más vendido en Europa, con unas matriculaciones acumuladas de 200.000 unidades. Lo tenía fácil, durante algún tiempo no contó con rivales y, cuando aparecieron, eran modelos más caros. Posteriormente, Mitsubishi incorporó esa propulsión al Eclipse Cross, más pequeño y asequible. Pero eso no compensaba que el Outlander llevase años reclamando una profunda renovación.
Pues bien, el momento ha llegado, aunque con retraso. Porque su segunda generación ya hace tiempo que se vende en EEUU y porque MARCA pudo probarlo hace casi un año en Finlandia, en la escuela de conducción del famoso piloto de rallies Ari Vatanen, uno de los 'finlandeses voladores'. Entonces, el coche solo estaba a falta de definir sus especificaciones para Europa.
Más alcance eléctrico
Una de las más importantes es el alcance en modo eléctrico, un aspecto en el que se había quedado muy atrás. Y donde ahora, por ese retraso que decíamos, parte con cierta desventaja respecto a la competencia, que se cuenta por docenas de modelos capaces de recorrer más de 100, y hasta cerca de 150 kilómetros sin gastar una gota de gasolina. Y muchos de ellos, chinos, con unos precios de venta muy agresivos.
Frente a ellos, el nuevo Outlander monta una pila generosa, de 22,7 kWh, que da 86 km de alcance, suficientes para la gran mayoría de conductores en uso diario. Eso sí, sólo podrán recargar a 3,6 kW en corriente alterna (cuando los hay que lo hacen a 11 kW). En continua el tiempo para llegar al 80% de la capacidad se reduce a 32 minutos, pero el conector es el CHAdeMO japonés, mucho menos frecuente en los postes públicos.
Dicho lo cual, técnicamente es uno de los todocaminos PHEV más sofisticados. Lleva un motor de gasolina 2.4 y dos eléctricos (uno por eje, lo que supone tener tracción total) que suman 306 CV y se combinan de distintas maneras. De hecho, las ruedas delanteras las pueden mover el propulsor de combustión, el eléctrico o ambos; mientras que de las traseras se encarga el motor eléctrico posterior, que se conecta sólo cuando es necesario.
Hay cuatro modos de uso de esta tecnología: automático, eléctrico puro (ite velocidades de hasta 135 km/h); la recarga en marcha o reservar la carga de la batería. Además, hay cinco niveles de frenada regenerativa, el más intenso es casi un one-pedal (que permite conducir usando solo el acelerador).
La transición entre las distintas propulsiones es suave y el coche, relativamente silencioso. Sólo a muy alta velocidad aparecen ruidos aerodinámicos y cuando agotamos al 100% la batería, el motor de gasolina (que entonces es el único, con sus 136 CV, para mueve las dos toneladas de peso) se hace bastante audible.
En estas condiciones, el consumo medio es de unos ocho litros a cruceros reales de entre 120 y 130 km/h. No es un mal dato dado el tamaño del coche, su aerodinámica y el peso. El nuevo chasis más rígido y las suspensiones logran sujetar bien la carrocería sin mermar el confort, con un pequeño matiz: las ruedas, de 20 pulgadas y perfil 45, que llevan los tres acabados superiores son muy vistosas, pero 'copian' en exceso las imperfecciones del asfalto a baja velocidad.
Todos con tracción total
Una de las grandes virtudes del Outlander es su sistema de tracción total S-AWC, que aquí se beneficia de la respuesta inmediata de los motores eléctricos. La electrónica permite escoger entre siete modos de conducción, tres para campo, lo que unido a la altura libre al suelo de 20 cm y el control de descenso, dan muchas garantías para salirnos del asfalto.
Con 4,79 metros de largo y un diseño marcado por el enorme frontal, el interior se apunta a la moda de las grandes pantallas (dos de 12,3 pulgadas) aunque, con buen criterio, la climatización va aparte. La presentación general es buena y muy vistosa si los tapizados (textil o de piel, sintética o natural) son blanco o marrón. Todo en negro, se nota más la calidad media de los plásticos.
Por espacio, no hay queja. De hecho, es muy amplio detrás y solo si el coche trae el techo panorámico, los s de cerca de 1,90 m rozan con la cabeza. También deja poco espacio para meter los pies debajo de las butacas delanteras. El maletero cubica 495 litros (suficientes para una familia) y en España solo se vende con cinco plazas, aunque hay un Outlander de siete. La garantía es de ocho años o 160.000 kms y todas las versiones (siempre 4x4) vienen con un espléndido equipo de seguridad, navegación, cámara 360 grados y equipo de alta fidelidad Yamaha.
Cuatro acabados
El Motion viene con llantas de 18 pulgadas y tapicería de tela, aparte de los elementos ya citados. El Kaiteki añade llantas de 20 pulgadas, head up display, cuero vegano, faros adaptativos, portón eléctrico (con sensor de pie) y asientos delanteros y volante calefactables. El Kaiteki+ tiene cuero natural, techo panorámico eléctrico, asientos eléctricos con memoria y ventilados, climatizador trizona, asientos posteriores calefactables, retrovisor digital, techo en negro y equipo de sonido Yamaha Ultimate, con 12 altavoces en vez de ocho. Finalmente, el First Edtion luce tapizados en cuero semianilina de color marrón, techo interior en negro y butacas delanteras con masaje.
Los precios oscilan entre 48.300 y 58.500 euros, en la media del segmento (con los chinos por abajo). Aunque la tarifa se puede reducir en 4.000 euros si se financia la compra. Y son cifras a las que, cuando regresen, se podrán descontar las ayudas a los modelos con enchufe.
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