ROLLS-ROYCE

Rolls-Royce

La loca aventura del playboy 'achispado' que quiso llegar a Dakar en un 'Rolls-Royce'

Esta es la historia de un Rolls-Royce que en realidad nunca lo fue y que protagonizó una de las aventuras más alocadas de la mítica carrera africana.

El coche, en plena acción a comienzos del París-Dakar de 1981.
El coche, en plena acción a comienzos del París-Dakar de 1981.
Actualizado

El Rallye Dakar siempre ha estado plagado de coches muy especiales. Un rápido vistazo en enero a la sección de 'Deportes' de cualquier medio nos permite ver varios de los prototipos oficiales, fabricados con presupuestos desorbitados y comandados por pilotos de renombre contratados a golpe de talonario. Pero en el Dakar siempre ha estado lleno de gestas más anónimas impulsadas por auténticos 'románticos' de la aventura, sobre todo en sus orígenes.

RM Sotheby's.

Uno de estos hombre se llamaba Thierry de Montcorgé, francés de rica familia, playboy y aventurero impenitente, que a principios de los años 80 del siglo pasado y quizá a su abundancia de tiempo libre ya había cosechado una pequeña trayectoria en rallyes .

Demasiado alcohol

Se dice que un día Montcorgé compartió con su amigo Christophe Pelletier (quien acabaría siendo socio de Cyril Neveu en la organización del Rallye de Marruecos) una comida regada de forma muy abundante con alcohol. Quizá fue una de tantas, pero en aquella ocasión, y animado por los efectos de semejante desenfreno, Montcorgé propuso que corrieran el París-Dakar en el fastuoso Rolls-Royce de su amigo.

RM Sotheby's.

Suena a reto que uno no recuerda al día siguiente, pero resultó que uno y otro se acordaron. Es más, lejos de dejar que la idea se fuera con la resaca, se empeñaron en llevar el proyecto adelante. Pero, ¿cómo se podía participar en el París-Dakar con un modelo que a priori era todo lo contrario a un coche del Dakar?

Desde cero

Montcorgé se dio pronto cuenta de que preparar aquel coche presentaba demasiadas dificultades, quizá algunas de ellas insalvables. Así, después de darle muchas vueltas decidió que construirían un prototipo desde cero, y que a ese prototipo le pondrían encima la carrocería del coche de su amigo para que siguiera pareciendo un Rolls-Royce.

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Tomó la plataforma de un Toyota BJ 45, que pidió que reforzaran de manera conveniente, y sobre ella mandó crear una estructura tubular para sujetar la carrocería. El mítico motor británico V8 de 6.750 c.c. iba a ser el encargado de mover el coche, pero en unas pruebas previas se acabó rompiendo y Montcorgé optó por comprar un V8 5.7 con 350 CV de un Chevrolet Corvette, que alimentaba su insaciable sed gracias a que instalaron en el chasis un depósito de combustible de 332 litros.

Carrocería de fibra de vidrio

En cuanto a la carrocería, optó por desechar la del coche de su amigo y encargaron la fabricación de otra en fibra de vidrio con las mismas formas que las del Rolls-Royce. Es decir, que del auténtico Rolls-Royce no emplearon más que la calandra del radiador (con la famosa estatuilla), los parachoques, los faros y pilotos, las lunas, la dirección y algunos de los acabados interiores en madera (no había que perder la elegancia ni en mitad del desierto).

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Moviendo sus os para conseguir la financiación que requería todo ello, Montcorgé ó con los responsables de Christian Dior, que entendieron que aquello podría suponer un filón para publicitar su nueva colonia masculina, llamada 'Jules'. Y cuando el coche fue presentado antes de tomar la salida en 1981 dicen que a los directivos de Rolls-Royce se les pusieron los 'pelos de punta' y que trataron de impedir la participación de aquel aparente Rolls con chasis japonés y motor americano. Pero por suerte para los aventureros intervinieron desde Christian Dior y todo siguió adelante.

Problemas en carrera

Más allá de todo el revuelo mediático, al coche no le fue bien en carrera; el cárter de aceite se rompió en Argelia, y el eje delantero se rompió más adelante dejando a sus ocupantes fuera de carrera. Pero Thierry Sabine, el creador del París-Dakar, supo ver que aquel coche era un espaldarazo mediático a su carrera y permitió a Montcorgé y Pelletier llegar hasta Dakar. Y no siempre mediante sus propios medios, porque el trayecto entre Bamako y Kayes lo hizo en tren.

RM Sotheby's.

Desde entonces el peculiar 'Rolls-Royce' ha permanecido oculto a los focos, aunque se sabe que en 2021 cambió de propietario. Y este dueño, que se ha gastado más de 150.000 euros en restaurarlo y optimizarlo lo ha puesto a la venta por medio de RM Sotheby's y saldrá a subasta el próximo 1 de enero, dos días antes de que empiece la edición de 2025. Dicen los expertos de la casa de subastas que la máxima puja se situará entre los 400.000 y los 600.000 euros. Y quizá con el coche se incluya la carta que Thierry de Montcorgé recibió al regresar a Francia tras su aventura africana. Tenía el remite de Rolls-Royce, y su escueto mensaje decía: "Por favor, ¡no repita este tipo de experiencia en el futuro!"

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