Himalayan 450 de Royal Enfield: más polivalente, más divertida... Más todo

El principal salto evolutivo de esta Himalayan 450 llega en el motor -de nombre Sherpa- de casi 452 cc, que pasa por ser el primero de refrigeración líquida de la marca india y va asociado a un cambio de seis velocidades, ofreciendo unas prestaciones muy superiores a la anterior Himalayan 410: 40 CV a 8.000 vueltas y un par máximo de 40 Nm que se alcanza a las 5.500 rpm. La diferencia es notable con respecto a la anterior versión: 16 CV nada menos.

El nuevo chasis de doble cuna de la Himalayan 450 ha sido el verdadero caballo de batalla de los ingenieros para lograr un equilibrio neutro tanto en asfalto como fuera de él. Tras más de un lustro de test y más de cinco modelos probados, finalmente Royal Enfield ha optado por la solución más fiable y robusta que lleva su peso final en los 196 kilos. Este nuevo espinazo deja el asiento en los 825 mm (frente a los 800 mm de la anterior versión) con la opción de subirlo o bajarlo en dos centímetros e incluso montarle uno a 805 mm.

En marcha, entrega mucho empuje desde la parte baja del cuentrarrevoluciones, tanto que ya ofrece el 90% del dato de par desde las 3.000 rpm. ¿En qué se traduce? En una mayor facilidad para conducir cuando se lleva peso extra -pasajero o equipaje- y, sobre todo, en terrenos complicados, donde la Himalayan se encuentra ahora más cómoda que nunca con su embrague asistido y antirrebote, que funciona por cable, el acelerador electrónico y los cuatro modos de conducción.

La probamos

En carretera, el motor anda muy suelto en ese medio régimen, pero con unas últimas relaciones que son bastante largas. La sexta es casi un overdrive. Esto obliga a jugar un poco con ellas para evitar el típico traqueteo del monocilíndrico si se deja bajar mucho en la revoluciones y luego queremos recuperar ritmo. Eso sí, a cambio el consumo es reducidísimo.

Para conseguir una mayor altura al suelo pensando en el campo, Royal Enfield ha buscado que el propulsor sea lo más compacto posible, rediseñando el cárter semiseco, integrando la bomba de agua o recolocando la toma de aire (gracias a la inclinación del cilindro) en una posición elevada (de ahí la sugerente forma del depósito de 17 litros de capacidad) para favorecer el vadeo de ríos o lagos.

La Himalayan es ahora algo más que una moto de al mundo off road, subiendo un notable escalón al apostar por una suspensión delantera que firma Showa, lo que le permite afrontar el camino como nunca lo había hecho. Y eso que solo hay regulación de la compresión en la horquilla y precarga en el amortiguador. De pie sobre sus estriberas, la postura ha ganado en naturalidad con el estrechamiento del asiento y su conexión con depósito.

Desconectar el ABS de doble canal de la rueda trasera y disfrutar de la respuesta de sus frenos -disco de 320 mm delante y trasero de 270 mm- es casi una obligación.

La Himalayan es una moto noble que no da sustos, que necesita poco para hacerte disfrutar... incluso con unos neumáticos mixtos como los CEAT que trae de serie. Tienen cámara, aunque en la versión Kamel White, más campero, es posible montar tubeless.

Para redondear la apuesta con este modelo, las manetas, que abusan un poco de su aspecto neoretro, podrían tener regulación, así como la palanca del freno. Sin embargo, un punto a su favor es la instrumentación ya que la pequeña pantalla circular lleva incluso un navegador desarrollado con Google que se activa a través de la aplicación de la marca.