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El Athletic acabará cuarto, jugará la Champions y la Supercopa, gracias a un temporadón en el que ha sobresalido por sus prestaciones defensivas por encima de todo. Ganó al Valencia en Mestalla con un golazo de Berenguer que puso el broche de oro a una temporada de ensueño de los de Valverde, con cinco partidos consecutivos sin encajar, en esta recta final.
El equipo blanquinegro, con escasas opciones de ser octavo, y con el objetivo de la salvación cumplido desde hacía dos semanas, se le hizo muy cuesta arriba el partido. Y para cuando superar la buena defensa vasca, se encontró con un Unai Simón infranqueable.
De primeras había más ambiente de fin de fiesta que de encuentro reñido de los que el tópico rotulaba con un ‘a cara de perro’ con mayúsculas. No lo fue en ningún momento. Desde la grada se escuchaban ‘cariños’ hacia Jaume, en el calentamiento, o para Mamardashvili, tras el pitido inicial; y para Barrenechea, al que seguía desde el palco Unai Emery. Mestalla tenía ganas de darse un homenaje conjunto con el equipo tras una temporada en la que se pasaron momentos de verdadera angustia en el mes de enero. Y la derrota final no se lo arruinó.
Sin llegar a convertirse en un intercambio de golpes, se iban sucediendo ocasiones en ambas porterías para mantener animado al personal. A una ocasión malograda por Sancet, que remató desviado sin oposición tras un buen servicio de Adama, respondió Luis Rioja con un gran disparo ajustado a la base del poste. Unai Simón se estiró para evitar el gol. Después fue Sadiq el que evitó un remate de cabeza Tárrega.
Antes de que Berenguer marcara uno de los goles de la jornada, Guruzeta ya pudo anotar otro de los goles de la jornada. El delantero recibió un centro raso de Lekue que remató de tacón y se marchó algo desviado junto al segundo palo. Después, la pausa de hidratación provocó una especie de efecto narcótico en los futbolistas, del que despertaron antes del descanso. Javi Guerra desvió a córner, con mucho peligro, un libre directo de Sancet. Y Unai Simón paró sin aspavientos un buen cabezazo de Diakhaby.
Tras el descanso Yuri evitó un gol cantado cuando Sadiq estaba armando la pierna. Y esa fue la última ocasión clara del Valencia, al que le costaba un mundo superar el centro del campo rival. Tampoco el Athletic asediaba, pero generaba mayor sensación de peligro con un Guruzeta que siempre aparecía donde caía el balón.
Pero fue Berenguer el que superó a Mamardashvili con un espectacular derechazo desde el semicírculo del área. El extremo navarro alojó el balón junto a la escuadra izquierda del portero georgiano que no esperaba un trallazo con esa violencia y dirección. El partido no dio para más, aunque el Valencia lo intentó hasta el final.
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