Luis Enrique da órdenes desde el banquillo. / Pablo Garcia/RFEF
- España 1-2 Suiza. Mensaje preocupante de España
Luis Enrique tiene a bien repasar los partidos en la noche de la disputa. Si lo hizo en esta ocasión seguro que ratificó lo que dijo tras el choque: "Probablemente haya sido la peor primera parte desde que soy seleccionador". La España de Zaragoza fue irreconocible. No se presentó al césped de La Romareda en esa primera mitad. Si bien volvió a demostrar la capacidad de recuperar la pelota, cuando
la tenía en su poder decidía regalarla
como si estuviera más cómoda en la búsqueda que en el manejo de la misma.
El seleccionador dijo no estar preocupado cara al Mundial.
Conoce como nadie a los suyos, pero el mensaje de los futbolistas es preocupante. Cierto es que
tanto él como ellos merecen el margen de la duda por lo hecho desde que compiten juntos
, pero el problema de repetir la mala imagen ante Portugal llegará de la mano de los dos meses de dudas que quedan por delante hasta Qatar. Ya saben aquello de los debates sin fin y casi personales sobre
el nombre de los futbolistas que deben formar parte de los convocados para el Mundial.
El problema que llega con partidos como el disputado ante Suiza es el de, por un lado,
confirmar las dudas en la defensa
y, por otro, abrir el abanico de las
dudas y ataques a la selección por esa persecución que algunos no ocultan hacia el técnico.
El del sábado no era una final. El de martes ha pasado a serlo, pero lo que verdaderamente importa es lo que llegará ante Costa Rica el 23 de noviembre y sucesivos partidos.
Reivindicación
Ante Portugal,
España tiene la oportunidad de callar bocas
y de poder respirar con tranquilidad, pero también de
abrir la caja de los truenos, lo peor posible con el Mundial ahí al lado.
Lo que debe hacer ante Cristiano Ronaldo y el resto es despejar balones y dudas. Lo primero lo tiene que hacer
una defensa que en Zaragoza dejó dudas
por los cuatro costados. Es cuestión de ellos y de saber dar
un golpe de autoridad ante el exmadridista
y sus compañeros. Lo segundo, un centro del campo que ante Suiza se disfrazó de medular timorata y sin capacidad para crear.
Lo mejor llegó de la mano del
talento
y las ganas de dos jugadores señalados durante el verano como
Asensio
y
Jordi Alba
. Por algo Luis Enrique sigue confiando en ellos.
Al resto hay que exigirles más
, mucho más o por lo menos que España compita con su fútbol, ese que no mostró en La Romareda.
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