PIRAGÜISMO - JUEGOS OLÍMPICOS 2024
Piragüismo - Juegos Olímpicos 2024

Miquel Travé y la maldita puerta 14

El palista de C1, que iba en tiempos de medalla, acaba quinto tras tocar uno de los palos del recorrido y penalizar dos segundos

Miquel Travé negocia una puerta en la final de los Juegos Olímpicos
Miquel Travé negocia una puerta en la final de los Juegos OlímpicosEFE
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En el canal de Vaire sur Marne, la guarida de Nicolas Gestin, el campeón olímpico y que convirtió las gradas del recorrido de slalom en un volcán, Miquel Travé soñó con una medalla y se despertó con un quinto puesto. Cuarto del ránking mundial, esas fueron sus pretensiones, pero lo vio tan posible, que miró con lamento al cielo por lo que pudo haber sido.

Durante dos tercios del recorrido, 22 puertas antes de la llegada, estuvo en tiempos de la plata, pero llego a la puerta 14 y con los nudillos de la mano que empuñaba la pala tocó el palo que cimbreó. El castigo eran dos segundos, suficientes para que cayera fuera del podio. Gestin -muy discutible cómo negoció la puerta 15 en la semifinal- estaba en otra galaxia porque entrena aquí todos los días (metió 5.48 segundos al siguiente), pero no el resto de las medallas. El británico Adam Burgess sólo le sacó, ya con la sanción, 1.08; el eslovaco Matej Benus 89 centésimas.

Bajo un sol de justicia, insoportable en las gradas abiertas, Travé, el estiloso que tocaba el violín de pequeño, había gestionado muy bien el recorrido en las semifinales. No habían movido una puerta del que le habia tocado a Maialen Chourraut en el K-1, un trazado más para palear por la izquierda que por la derecha, el estilo más natural del chico de La Seu de Urgell. Había terminado segundo, un ejercicio sobresaliente.

Empezaron a bajar las leyendas. Benjamin Svavek, el esloveno campeón en Tokio, se tragó la puerta 5 y recibió una penalización de 50 segundos, como Chourraut el domingo. Lukas Rohan, el checo que es un mito, apenas bajó de la barrera de los 100 segundos, cuando se sabía que los metales se moverían en torno a 97. El bronce hace tres años, el alemán Tasiadis, tampoco hizo nada del otro mundo. Y le tocó a Travé.

El ilerdense siempre fue un adelantado. Es lo que tiene haber nacido entre piraguas. Su padre fue el seleccionador de 1996 y lleva el canal olímpico, el Maracaná del slalom. Se sentía bien para añadir una medalla olímpica a un palmarés brutal. Fue campeón del mundo junior con 18 años. Fue campeón de Europa junior de C-1 y K-1, algo único, después. Subcampeón del mundo absoluto con 19.

Afrontó la bajada con valentía. "Siempre actúa así", dice el presidente de la Federación Española, Javier Hernanz. Marcó el mejor parcial (21.27) y el mejor segundo (48.53). Tenía ahí delante la medalla de plata, la que hubiese conectado con el metal del mismo valor de Maialen en Tokio para seguir con la cosecha de medallas en la disciplina. Pero se cruzó la maldita puerta y le desplazó al lugar que no merecía.

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