Lo que le faltaba a Ferrari y Charles Leclerc. Si ya llegaron con pesimismo al fin de semana del Gran Premio de Mónaco, uno de los más especiales del calendario de la Fórmula 1, en pista todo se empezó a torcer en poco menos de 10 minutos de Libre 1. El monegasco, que vivió la gran historia de 2024, sufrió dos incidentes rápidos que dejaron claro su nerviosismo en el fin de semana de casa.
Todo ocurrió en las primeras vueltas de entrenamiento. Primero, Leclerc falló en la compleja curva de Mirabeau donde no pudo frenar a tiempo y terminó en la escapatoria. Una que equivale a maniobrar -y más con los F1 actuales- y perder mucho tiempo. Salió sin problemas, pero ya era un gran aviso.
El tema se complicaría poco después. En una de sus primeras vueltas lanzadas, el monegasco se encontró en Loews -o Grand Hotel, Gare...-, la curva más difícil e icónica del circuito, con Lance Stroll muy lento. El canadiense no vigiló sus retrovisores, cerró la trayectoria y el Ferrari de Leclerc se lo llevó por delante. Dejó su alerón reventado, salió la bandera roja y envió al AMR25 a boxes.
Vamos, hombre. Hemos chocado. Creo que no se ha dado cuenta de las banderas azules
"Vamos, hombre. Hemos chocado. Creo que no se ha dado cuenta de las banderas azules", reclamó el monegasco, que veía el inicio de su fin de semana más especial lleno de problemas. Sumado a los que ya tiene un Ferrari irregular, especialmente con la configuración a una vuelta. Un inicio complejo, aunque no debería causarle muchos más problemas. Algo más a Stroll, entre una acción en revisión y un coche que necesitaba arreglos. Algo que vigiló de cerca Adrian Newey en su estreno con el verde Aston Martin y la libreta verde.
Para Leclerc le tocará reacción. Es el gran reclamo en el Principado, decidió apostar por un casco blanco y azul que presentó junto a su pequeño perro Leo -otra atracción- y debe levantar el ánimo tras un Libre 1 en el que probó los regalos con trampa que oculta las calles que le vieron nacer.
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