Plaza de Madrid. Última corrida de la temporada. Casi lleno. Toros de Victorino Martín (7), de presentación desigual pero en general de gran movilidad, muy generosos en la embestida y dos toros de gran juego por el pitón izquierdo, lidiados en tercero y sexto lugar. Miguel Ángel Perera (5), de burdeos y oro. Dos pinchazos, estocada atravesada y descabello. Un aviso (silencio). Estocada trasera y descabello. Dos avisos (una oreja). Bajonazo (silencio). Emilio de Justo (6), de negro y oro. Dos pinchazos y estocada trasera. Un aviso (saludos con protestas). Seis pinchazos y estocada. Un aviso (silencio). Estocada trasera y atravesada y dos descabellos. Dos avisos (una oreja).
Adiós a la temporada 2024 en la plaza Madrid. Para cerrar el año Victorino Martín ha sido el mejor protagonista posible en un injustificado mano a mano entre Perera y De Justo. Victorino envió una corrida de esas que durante años han puesto a esta ganadería en la cima. Una corrida para hacer el toreo en grande con dos toros, Escusano y Director, de esos que en tiempos se decía que eran toros de cortijo, o sea de hacerse rico. especialmente ese toro lidiado en tercer lugar cuyo pitón izquierdo era un monumento al temple en la embestida y meter la cara, humillando, dejando surcos con el hocico.
Miguel Ángel Perera se llevó en el sorteo tan magnífica perla y después de un toreo ramplón por el pitón derecho encontró el premio gordo sobre el izquierdo. Perera se estiró en los naturales hasta el infinito de esa embestida prodigiosa del toro. Momentos brillantes del extremeño que también se alargó en el tiempo. La faena fue pródiga en exceso. Con diez naturales de hondura y tersura habría sido suficiente. Perera escuchó dos avisos antes de liquidar a Escusano. Una orejita parece un premio muy escaso después de haberse encontrado con un toro de puerta grande.
En el primero, un toro blando y noble, Miguel Ángel Perera anduvo despegado sobre el pitón derecho y muy incómodo en el toreo al natural. El quinto ejemplar, tal vez el toro deslucido de la tarde, no le permitió al toreo otra cosa que gestionar la embestida al paso y sin emplearse del victorino. Otra tarde más en Madrid de este torero que suma veinte años de alternativa y los que le quedan...
Emilio de Justo tuvo la puerta grande en sus manos ante en la embestida del sexto toro que hizo gala de su procedencia y fue a más hasta emplearse sin tregua en una embestida franca, repitiendo y repitiendo. De Justo anduvo ligerito sobre el pitón derecho pero se relajó en los naturales llegando en momentos auténticamente esquicitos. Una faena densa y brillante, algo desigual en el a fán del toreo por encumbrarse, o sea n la cabeza caliente y el ánimo a toipe. La espada le cerró esa puerta tan deseada.
Metió pico de lo lindo en su primer toro y en el segundo del lote, otro buen victorino, pasó un momento de angustia al ser volteado. Salió rabioso del lance y sobre el pitón izquierdo ligó los mejores muletazos de la tarde pero la espada enfrió su labor.
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