- COPA DEL REY. Campazzo, contra la historia: "Es el mejor base puro de Europa"
- Directo. Real Madrid - Manresa
La Copa del Rey es un modelo de éxito seguro. Por el propio deporte, con el baloncesto español consolidado desde hace más de una década como el mejor de Europa. Y por lo que ocurre en las gradas, donde coinciden ocho aficiones (más las que no están clasificadas y que viajan de igual manera al torneo) aportando calor y color al ‘torneo del K.O.’ Tanto es así, que es imitada por todos. También por la NBA, que vio como sus estrellas (las europeas, especialmente) demandaban algo similar. Motivó la creación de su In-Season Tournament, lo dotaron de una identidad propia y diferenciada y ya lleva dos ediciones (campeones Lakers y Bucks). El éxito, en su caso concreto, es discutible.
La Copa NBA es diferente. Fría, desangelada en las gradas de Las Vegas. Algún jugador sí que la considera diferencial, pero no termina de echar raíces sobre una liga que late de forma diferente. “Le falta el calor de la afición”, explica José Manuel Calderón a ‘La Provincia’. Es una voz autorizada, por su larga carrera en la NBA, su relación actual con los Cleveland Cavaliers y su título en 2004 de Copa con el TAU Cerámica (actual Baskonia) al DKV Joventut.
“Es un día a día en el que te sientes muy importante. Y el fin de semana cuando juegas es muy diferente a todos los demás”, confiesa el extremeño. Su único éxito nacional fue aquella Copa de Sevilla. Pero ha vivido todo, tanto en la NBA como con la selección y conoce dónde está la diferencia del 'torneo del K.O.¡ respecto a los demás.
El elemento diferencial son tanto la afición, como la importancia que le dan los propios jugadores
En la NBA Cup no ocurre. Son partidos de temporada regular y los jugadores no terminan de estar enamorados del formato. En la Copa pasa lo contrario. Existen sorpresas, historias y leyendas. Y por eso los que la conocen (el caso de Luka Doncic, por ejemplo) quieren que la NBA lo imite. Pero parece francamente complicado.
Por dos motivos que Calderón señala por encima de todos. “La afición y la importancia que le dan los propios jugadores”, cierra. Es ahí el punto donde el producto de la ACB y el baloncesto español se hace único en su especie. Y lleva más de 40 años al pie del cañón.
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