- Dreamland Gran Canaria - Real Madrid Resumen, resultado y estadísticas
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El Real Madrid cortó la fiesta de Las Palmas. El defensor del título se metió en otra final de Copa del Rey tras superar al Dreamland Gran Canaria (63-80) en una semifinal de inicio tosco y desenlace propiciado por la genialidad de Facundo Campazzo (13 puntos y 8 asistencias) y la defensa construida desde el miedo en todos a Edy Tavares. El Madrid de siempre, el Madrid que funciona y gana. Y uno que se cita con Unicaja de Málaga en la gran final del domingo (20:00 horas, Movistar+).
La candidatura blanca provoca que la maldición del anfitrión siga. Desde 2002 no hay un campeón en su ciudad con un Gran Canaria que luchó, pero se quedó corto. Homesley, con grandes cualidades para encontrar sus propios tiros, destacó (15), pero ningún otro compañero superó los 10 puntos. Al contrario que el Madrid, sumando a Llull (12), Musa (11) y Hezonja (14) al nivelazo habitual de Campazzo y Tavares. Estarán en la final del domingo, la 11ª en 12 ediciones de la Copa.
Pésimo inicio blanco
No fue un asunto sencillo para el Real Madrid. El partido se planteó desde el cemento en defensa y no hubo canasta blanca hasta el minuto 4:40 con una bandeja de Abalde. Había más intención del Gran Canaria, aunque el acierto aparecía en contadas ocasiones y sí los os, las imprecisiones y defensas por encima de todo. Provocó el hartazgo de Mateo, que paró el partido tras el primer destello local con triple de Pelos, la energía de Conditt y un canastón de Homesley.
El escolta americano añadió otra media distancia a su repertorio y certificó el pésimo primer cuarto blanco (16-10, 10') con solo tres canastas en juego. Alcanzó un límite preocupante con otro cuarto sin chispa. El Madrid caía en las defensas de Lakovic, llenas de ayudas y presión. Y en ataque veía como Shurna daba, Homesley inventaba y Conditt hacía valer su envergadura (26-12, 15').
El Real Madrid vio el problema y comenzó a actuar. Fue Hezonja en su rol de líder con un acelerón en transición y la astucia de Campazzo en el robo y dirección. Más el pánico que Tavares genera. Allí cambió la defensa blanca. En ataque, el Madrid abrió un parcial de 1-14 para pegarse tras el primer triple (obra del base argentino) tras 10 intentos. Las fuerzas se equilibraban (31-30, 20').
El Madrid acelera
Y era una buena noticia para los de Mateo. Del descanso volvieron empujando en los dos lados y Campazzo tomó la varita. Convirtió dos triples, dio una asistencia a Musa, Tavares sumó y Abalde golpeó en la cabecera. El parcial de 0-13 valió el primer liderato de todo el partido. Un golpe en la mesa importante.
El Gran Canaria pasó del mando a tener que agarrarse. Cosa que hicieron con el primer momento importante de Tobey y la consistencia de Homesley de toda la semifinal (42-45, 27'). Pero no cedió la iniciativa blanca, conectando a Abalde en los dos lados, otro triple del infatigable Campazzo y uno más de Hezonja.
El resultado era un tirón blanco en condiciones (47-57, 30') para afrontar el último parcial. Pasaba malos tragos, pero encontró sus respuestas habituales en los Campazzo, Tavares y la defensa. Y no dejó que los miedos volviesen. Pisó al acelerador en el amanecer del último cuarto y a partir de ahí era saber en qué momento se rompería la cuerda de los canariones.
Pase a la final
No tardó en ocurrir lo inevitable. El Madrid ya no frenó en el último cuarto y encontró al eterno Llull como ejecutor. Hizo siete puntos seguidos y las respuestas del Gran Canaria (49-66, 34') se terminaron cuando su defensa ya no era de la misma calidad que la del inicio. Algo lógico cuando te citas con un transatlántico como es el líder de la ACB.
Que encontró su versión habitual cuando se enchufaron sus jugadores insignia. Llull siguió con un cuarto brutal con otro triple, Hezonja sacó un 2+1 y Bruno Fernando sirvió de bastión interior para terminar de reventar las esperanzas locales. Valió una final de la Copa del Rey.
El 63-80 final sirve para que el Real Madrid esté en una batalla más por una corona. Le costó de inicio, es innegable. Pero entendió que sus mejores jugadores son los que siguen dándole todo. Sin Campazzo, Tavares o Llull no se entendería una victoria así.
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