Lo que prometía ser una noche de fiesta en el PNC Park terminó en tragedia. El pasado 30 de abril, durante el enfrentamiento entre los Pittsburgh Pirates y los Chicago Cubs, Kavan Markwood, un joven aficionado de apenas 20 años, cayó desde una barandilla del jardín trasero, en pleno festejo tras un doble de Andrew McCutchen que puso por delante a su equipo. La caída, desde una altura de aproximadamente siete metros, le causó graves lesiones: fracturas en el cuello, la espalda y la clavícula, por las que tuvo que ser hospitalizado de urgencia en estado crítico.
Lo ocurrido fue calificado inicialmente como un accidente por parte del Departamento de Seguridad Pública de Pittsburgh, pero las investigaciones posteriores revelaron un elemento crucial: Markwood habría consumido alcohol antes del incidente, pese a no tener la edad legal para hacerlo.
Las cámaras del estadio registraron a Ethan Kirkwood, de 21 años, comprando dos cervezas de gran tamaño y entregando una a Markwood. La Policía Estatal de Pensilvania, tras verificar las grabaciones, presentó cargos contra Kirkwood por "suministrar alcohol a un menor", un delito por el que ya ha sido detenido. Su vista preliminar se celebrará el 23 de junio.
Mirando al futuro
Mientras tanto, Markwood se recupera lentamente de sus heridas. En declaraciones al Pittsburgh Tribune-Review, reconoció el dolor constante y las dificultades para dormir. "Estoy bien, pero sufro mucho de la espalda", afirmó. Aún no ha visto el video de su caída, que se viralizó en redes sociales.
Su hermana, Taryn, también se pronunció para agradecer el gesto de jugadores y aficionados que se arrodillaron a orar tras el accidente: "Su compasión fue un faro de esperanza en medio del desconcierto".
Más allá de la conmoción, el caso ha abierto un nuevo frente de discusión en torno al de menores al alcohol en eventos deportivos y la necesidad de reforzar los protocolos de seguridad en estadios de grandes dimensiones. La MLB, por ahora, guarda silencio.
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