Dice la organización de la Bright EQ Lapland Arctic Ultra: “Situaciones que en circunstancias normales no causan ningún problema pueden convertirse en una auténtica amenaza para la vida en pleno invierno en el norte de Suecia”.
Dice, también: “Debido a las peligrosas condiciones, es absolutamente necesario que leas atentamente y respetes todas las reglas. Debes ser consciente de todos los riesgos que implica participar en una carrera como ésta”. Las reglas en cuestión son 24 y efectivamente tienen lo suyo: desde la primera, sobre exención de responsabilidad, hasta la última, sobre hipotermia y congelación.
Dice, además, otra vez sobre las reglas: “Sólo pueden prevenir problemas hasta cierto punto. Será tu responsabilidad tomar la advertencia muy en serio y prepararte para el desafío que tienes por delante”.
Dice Juancar Gimeno: “Hay que dominar todo tipo de situaciones, porque cualquier error se paga caro. En el mejor de los casos te manda a casa y se acabó, pero, aunque lo más frecuente en ese sentido es la pérdida de dedos en las manos o pies, también puede peligrar tu vida. Te sales del camino por lo que sea, te hundes en la nieve, te calas... y tienes un gravísimo problema. Por eso es de las pruebas más duras del mundo”.
Puede peligrar tu vida, pero lo más frecuente es perder algunos dedos en manos o pies
Tan dura que, Juancar entre ellos, apenas son 12 los inscritos para la carrera de 500 kilómetros (las hay de 20, 50 y 185), que entre el 2 y el 12 de marzo se desarrollará en pistas para motos de nieve de la Laponia sueca, con salida y llegada en la pequeña ciudad de Överkalix, en la provincia de Norbotten, y paso por el Círculo Polar Ártico. Cinco ingleses, una inglesa, un alemán, una alemana, un danés, una neerlandesa, una austriaca... y un español. “El único de clima mediterráneo”, bromea durante la charla que mantiene con Primera Plana poco antes de viajar.
Porque es tan dura también que, antes de que tomen la salida (concretamente entre este martes y el próximo viernes), exige a los participantes sin experiencia un curso de supervivencia, basado en aprender las habilidades básicas para afrontar el duro entorno invernal del Ártico. “Me servirá también para aclimatarme y para practicar eso de correr con el trineo. Hay que llevar comida, saco de dormir, tienda de campaña, colchoneta aislante, suplementos energéticos, termos, ropa de repuesto... cosas que abultan y que pueden pesar entre 15 y 20 kilos. Por eso la casa a cuestas”, añade Juancar.
La gente no lo cree, pero no había corrido maratones... ni siquiera un 10k
Que, efectivamente, no tiene experiencia. Y aquí conviene atender a su historia. Curiosa historia: “Soy un entrenador personal que trabaja en Madrid y ‘online’. He creado mi propia marca [23toptraining] y elaboro planes para cantantes como Vanessa Martín o Antonio José, para actrices como Hiba Abouk, para todo aquél que se interese... Yo era futbolista de Tercera o Segunda B [Binéfar, Andorra, Cacereño, Móstoles], pero lo dejé hace cuatro años y, como deportista de nacimiento, busqué nuevos retos con la ultradistancia. Me apunté a la última edición del Marathon des Sables, que se corre en Sáhara sobre 253 kilómetros. Es otra de las pruebas más duras del mundo, pero se me dio bien y acabé en el 19º puesto. La gente no se lo creía, pero hasta entonces nunca había hecho un maratón, ni siquiera un 10k. Siempre he entrenado y evidentemente hice una muy buena preparación, entre otras cosas correr un maratón contra el viento desde Tarifa hasta las dunas de Bolonia, pero también es cierto que me lancé a la piscina. Era la primera vez que me ponía un dorsal por delante”.
Y de aquel calor al frío por venir... que en todo caso no le resulta totalmente ajeno: “Me gustó la experiencia. Lo hacía sin presión, para disfrutar y por crecimiento personal. Marcarse objetivos es importante para dar tu mejor versión. Cuando volví a casa empecé a buscar por Google ‘pruebas más extremas del mundo’... y apareció ésta. Yo soy de Calamocha, en la provincia de Teruel, el pueblo más frío de España. Tolero las temperaturas bajas, sí, pero evidentemente no soy nórdico. En los últimos seis meses he ido mucho a la nieve, a Pirineos, Andorra o la Sierra de Madrid, exponiéndome en ocasiones prácticamente en paños menores. Vi la Lapland como otra forma de superarme, de salir de mi zona de confort. No controlaba nada y he tenido que aprender algo nuevo cada día: marcas de ropa, prendas transpirables y que den calor, la importancia de la lana merina, técnicas de supervivencia, comida específica...”
De luz hay unas siete horas, más de la mitad del camino se hace a oscuras
Para formar parte de la relación definitiva tuvo que superar una criba: “Al inscribirte se organiza una reunión para ver si te iten. Yo les trataba de explicar mi bagaje, pero es verdad que éste sólo pasa por una carrera y a 40 o 45 grados. ‘Pero esto es el Ártico...’, me decían. Entonces les conté lo de Calamocha. Si llego a ser canario, no sé yo si me apuntan”. También le tocó pasar por caja: “El gasto es enorme, así que el apoyo es fundamental” [el gasto varía en función de la fecha de inscripción, pero en cualquier caso para los 500 km supera los 2.000 euros, así que conviene concretar el apoyo, con Real Turmat, Nutrisport, Healthy Poke y CTO, centro de formación para la carrera médica, como patrocinadores]. Y, por supuesto, trató de tranquilizar a los que le rodean: “Fue más golpe para ellos lo del desierto. La que más preocupada está es mi madre, pero todo dentro de lo normal”.
Se acaba de citar a Real, marca de comidas liofilizadas. “Deshidratadas al vacío, ocupan poco espacio. Al echar agua caliente se absorbe y recuperan el tamaño. Llevo pasta boloñesa, salmón, arroz... un menú espectacular”. Calentar ese agua pasa por hacer fuego: “Un amigo que hace alta montaña me explicó el truco de llevar tampones, abrirlos y prenderlos en gasolina colocando encima ramas que cortaré con una sierra”. Y ese fuego hay que hacerlo lo más rápido posible: “Han llegado a estar este invierno en -20º o -25º, pero en un día malo puedes ponerte en -30º o -35º”.
Para hacer fuego llevo tampones, hay que prenderlos con gasolina
Juancar y Bianka Sloderbach son los más jóvenes, 29 años les contemplan, en una relación de ‘ultrarunners’ que tiene casos por encima de los 60: “Es gente muy experimentada, que se maneja en el frío y con este tipo de materiales”. En todo caso, el español tiene un plan: “Dispongo de diez días como mucho, a 50 kilómetros por día, pero espero hacerlo en torno a ocho. Eso exige dormir entre tres y cuatro horas, porque evidentemente el paso que se lleva no es el mismo con trineo y, si hace falta, raquetas de nieve. Avanzas 17 o 18 horas al día y de luz sólo hay unas siete. Aproximadamente amanece a las ocho y atardece a las tres, así que más de la mitad del camino se hace a oscuras. Y en solitario, claro”. El descanso al que alude puede pasar por los puntos de control... o no: “Se puede dormir dentro de los ‘check points’, sí, pero puede haber un día, día y medio o dos días entre uno y otro [la distancia máxima, 75 kilómetros, se da entre Lansjarv y Leipojärvi]. Hay que llevar el equipo preparado para dormir en mitad de la nada, sabiendo gestionar todo tipo de situaciones”. También la de los lobos: “Dicen que no atacan. Además hay muchos renos. Lo que no hay es personas”.
Quizás por eso entre la literatura recomendada para preparar el desafío se encuentran títulos como ‘Frío: aventuras extremas a las temperaturas más bajas de la Tierra’, de Ranulf Fiennes; ‘Senderos que nunca terminan’, de Tim Kelley; ‘Actuando en entornos extremos’, de Lawrence Armstrong; o ‘Ada Blackjack: Una historia real de supervivencia en el Ártico’, de Jennifer Niven. Seguro que por eso, más en serio ahora, los 12 en cuestión dispondrán de un dispositivo de seguimiento Garmin inReach, con botón SOS por si, y sólo en ese caso, existe una situación de riesgo vital. “Estaremos localizados durante todo el trayecto”, apacigua el español. “Envía periódicamente su posición vía satélite. En nuestro caso concreto, será cada 20 minutos”, concreta la organización respecto a la tecnología en cuestión, que en todo caso, por no utilizarse correctamente o por un fallo técnico, resulta falible. La cuestión siempre pasa por llegar a tiempo. Porque hay mucho en juego...
Dice Robert Pollhammer, cabeza visible de la Lapland desde la empresa Great Ourtooors: “La gente probablemente pensará que estás loco si participas en una ultra de invierno. En mi opinión, la gente que nunca se ha enfrentado a un desafío así está mucho más loca. Aquellos que hayan participado en carreras similares anteriormente saben de lo que hablo”.
Dice Juancar Gimeno, nuestro héroe ya: “Como entrenador personal creo firmemente en el trabajo. La experiencia es importante, pero la ilusión y actitud con que afrontes el reto también lo son. Va a ser divertido dentro de lo duro. Voy a disfrutar”.
El sueño de ver las auroras boreales
Aunque últimamente se han podido contemplar en zonas menos habituales, incluso en varios puntos de la Península Ibérica, el fenómeno de las auroras boreales suele corresponderse con regiones polares y subpolares. O sea, con las que recorre la Lapland. Y ésa, la de contemplarlas, es una de las grandes ilusiones de Juancar Gimeno: “Para mí sería un sueño hecho realidad. Voy a estar allí muchos días, así que alguno caerá. Además las auroras serán un plus de motivación y energía, porque de noche pasas precisamente los momentos más duros”.
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