La tensión ha estallado en una base aislada en la Antártida. En ella, un equipo de científicos de Sudáfrica, que permanece la mayor parte del año en un lugar bastante alejado de cualquier o humano, ha sufrido un importante revés en su expedición. Según ha confirmado The Sunday Times, uno de los ha sido acusado de agresión y amenazas de violencia con el resto de los trabajadores.
Esta actitud violenta, que se ha producido por la inestabilidad mental del científico, ha supuesto un serio peligro para el resto del equipo. A través de un correo electrónico, uno de ellos se ha puesto en o con el gobierno sudafricano para informar de lo sucedido. “Su comportamiento es cada vez más atroz y me cuesta sentirme segura en su presencia (…) Es imperativo que se tomen medidas inmediatas para garantizar mi seguridad y la de todos los empleados”, aseguró.
A pesar de que estas personas han sido sometidas a importantes exámenes médicos y psicológicos antes de emprender una aventura que supone una destacada desconexión, el Departamento de Silvicultura, Pesca y Medio Ambiente del Programa Antártico Nacional Sudafricano estudia ahora realizar más pruebas.
Según el mencionado escrito, el trabajo fue calificado como un hombre “profundamente perturbador” que ha generado “un ambiente de miedo e intimidación”. “Sigo profundamente preocupado por mi propia seguridad, preguntándome constantemente si podría convertirme en la próxima víctima”, añadió.
La base más cercana, a 300 kilómetros
La única forma de desalojar a todos los de esta base sudafricana es una evacuación médica de emergencia a una zona de control alemán que se encuentra a 300 kilómetros de distancia. Una fuente cercana a este asunto aseguró que “tuvieron todo el tiempo para remediar la situación, pero simplemente enterraron la cabeza en la arena esperando que desapareciera”.
Dion George, ministro sudafricano de Medio Ambiente, ha confirmado que “hubo un altercado verbal entre el jefe del equipo y esta persona”. “Luego fue a más y entonces esa persona sí agredió físicamente al líder. Puedes imaginarte cómo es, es un lugar cerrado y la gente tiene fiebre de cabina. Puede ser muy desorientador”, ha subrayado.
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