Un futuro (Mourinho) y su excepcin (Guardiola) 12t35
martes, 9 noviembre 2010, 19:40 2i1n5i
Joaqun Caparrs se refiri hace poco en Radio Marca a lo que considera el ftbol del futuro. En su opinin, se parecer mucho al que practica el Real Madrid: veloz, directo, fsico, sin tregua. La opinin de Caparros reabre un viejo debate que no terminar jams. Hace 20 aos se dio por descontado que el juego desembocara en la frmula del clebre Miln de Sacchi. Aquel equipo significaba la exaltacin tctica, atltica y tcnica. Baresi diriga la orquesta defensiva como si fuera Von Karajan con botas, los holandeses imponan una exuberancia que les permita ganar en todos los terrenos y los inteligentes italianos –Ancelotti, Donadoni y Evani- cumplan con la necesaria cuota de astucia. Fue un equipo inolvidable que para algunos estaba destinado a cerrar el crculo perfecto del ftbol.
El Miln fue en su da heredero de otros equipos –algunos de ellos en las antpodas del pensamiento sacchiano- que tambin representaron el futuro con mayor o menor brevedad. El catenaccio, interpretado fundamentalmente por otro Miln, el de Nereo Rocco en los aos 60, y perfeccionado mejor que nadie por Helenio Herrera en el Inter, signific la solucin pragmtica a la grandeur del Honved, la seleccin hngara, el Madrid de Di Stfano y las grandes selecciones brasileas a caballo de la dcada de las 50 y 60. Con el catenaccio, que coincidi en Argentina con la irrupcin del cnico Estudiantes de Osvaldo Zubeldia, se declar el final de una poca romntica y el inicio de un periodo prosaico, pero prctico. Aquel momento inaugur uno de los muchos futuros a los que estaba destinado el ftbol.
El catenaccio, y lo que significaba, se convirti ms en una corriente que en el canon que muchos analistas haban previsto. La razn? Lo arroll un equipo de un pas sin tradicin en ftbol: el Ajax. Venan del norte, no tenan prejuicios ni ataduras, no pretendan parecerse a nadie. Aquellos holandeses locos eran jvenes, inconformistas y arrogantes. No estaban dispuestos a jugar como especuladores defendiendo sus ahorros. Para ellos el catenaccio era un estilo pacato y represor. Sin embargo, el Ajax significaba todo lo contrario de un equipo callejero. Si algo le caracterizaba, era el mtodo. Jugaban como locos cartesianos, siempre atentos a las posiciones y al gobierno absoluto del baln, al contrario del catenaccio, que renegaba de la pelota como si fuera el anticristo.
Aquella poca del Ajax se bautiz como el reinado del ftbol total. Tambin se dijo que representaba el futuro. No slo se trataba de una excepcional generacin de jugadores creativos, sino que impresionaba su podero atltico, la velocidad de sus acciones, la sensacin aplastante que transmitan. Su ciclo tambin se desvaneci: tras el fichaje de Cruyff por el Bara, el Ajax tard 21 aos en conquistar nuevamente la Copa de Europa. Sin embargo, su influencia se ha prolongado hasta ahora en tres o cuatro equipos inolvidables: la seleccin holandesa que gan la Eurocopa 88, el Ajax de Van Gaal a mediados de los aos 90 y las sucesivas reencarnaciones del Bara despus de Cruyff, un Bara de decidido origen holands aunque siempre caracterizado por un toque mediterrneo, el delicado toque de gente como Guardiola, Xavi o Iniesta.
Nunca habr un estilo hegemnico, aunque siempre prevalecern las tendencias de los equipos de xito. El catenaccio se adivina en muchos lugares, hasta el punto de asumirse como parte sustancial del ftbol italiano, curiosamente el que ms rechaz el formato de Sacchi, a quien se le tena por poco italiano, una especie de traidor a la esencia del calcio. Era el entrenador de la zona, de la lnea defensiva adelantada, de un equipo protagonista, no taimado, de una mquina casi deshumanizada. De ah que Sacchi no fuera amado en su pas y que los grandes creadores de opinin –Gianni Brera en La Repubblica y Candido Cannavo en la Gazzetta dello Sport- siempre le observaran con recelo.
Caparrs se refiri al juego del actual Madrid como el signo de los tiempos que vendrn. Habl del Bara con iracin, pero como algo demasiado peculiar, opinin muy parecida a la que suele manifestar Capello en sus conversaciones: “Ah! El Bara es otra cosa. Es raro”. El tcnico del Athletic seal algo obvio: la voluntad no es suficiente para imitar el juego del equipo azulgrana. Hablaba de unos jugadores perfectos para ese estilo –los Xavi, Iniesta, Busquets, Messi y compaa- y dej entrever que estos jugadores tendrn una difcil sucesin.
Tienen razn Caparrs y Capello cuando se refieren al Bara como un equipo singular. Si el xito siempre genera imitadores, sorprende que ningn equipo quiera parecerse al Bara, excepto la seleccin espaola –ganadora de la Eurocopa y del Mundial- y el Arsenal, a pesar de algunas diferencias conceptuales entre las ideas de Wenger y las de Guardiola. La sospecha, si no el rechazo, procede quiz de la friccin entre las urgencias de los equipos y el desarrollo de un mtodo tan minucioso como el del Bara, sostenido durante los ltimos 20 aos sin apenas interrupciones. Pero tambin es cierto que el ftbol siempre ha observado con mucha reserva un modelo que rechaza el pronstico de Caparrs.
La tesis del tcnico del Athletic no es novedosa, pero s mayoritaria. Desde el principio de los tiempos se ha dicho que el juego ser cada vez ms atltico, ms intenso, ms veloz y directo, menos dependiente de la posesin que de la rapidez en la ejecucin. El Madrid de Mourinho representa esta versin mejor que casi ningn otro equipo en los ltimos aos, aunque bajo el paraguas del ftbol fsico, rpido, tctico y concreto tambin se han ocultado verdaderas basuras, equipos que han reducido el juego a una simpleza insufrible y con poco xito adems.
El Madrid actual representa en numerosos aspectos un modelo opuesto al del Bara. Y lo representa muy bien, mejor que nadie en los ltimos aos. Tiene el vigor del Chelsea, pero un punto mayor de finura. Es concreto como el Inter, pero bastante menos especulador. Privilegia la velocidad, pero valora la precisin. Es eficaz y vibrante. Se ajusta a un criterio que no est peleado con la esttica. Simplemente es otra que la del Bara, lo que sirve para enriquecer el paisaje del ftbol. Es el estilo que vislumbra Caparrs y una amplia mayora de analistas para el futuro. Digamos que a los ojos de este sector el Madrid aparece como la prxima medida de referencia. Quiz, aunque por eso mismo resulta tan extraordinaria la resistencia del Bara a aceptar ahora las mismas predicciones que se hicieron a finales de los aos 80. Han pasado 20 aos y su singular idea no slo no ha capitulado, sino que ha forjado la edad de oro del club y, por extensin, de la seleccin espaola. Y por lo que se anticipa en sus categoras juveniles, no tiene ninguna intencin de decaer. Lo ms asombroso es que cuando ms se resiste el Bara al previsible futuro, mejor le va.