La noticia adelantada por MARCA sobre los os mantenidos recientemente por Real Madrid y Barcelona para valorar la opción de eliminar sus canteras por la imparable fuga de talentos de sus equipos removió los cimientos del baloncesto español, nunca mejor dicho. No significa que lo vayan a hacer, pero el hecho de que se lo planteen habla claramente de la gravedad de la situación.
Desde que en 2022 la NCAA (vinculada a la NBA) abriese la veda y permitiese a sus jugadores ganar ingentes cantidades de dinero con la NIL (name, image y likeness), en castellano, nombre, imagen y semejanza, Europa y el resto del mundo están sufriendo un auténtico expolio pues los jóvenes más prometedores no dudan en emigrar allí en busca del dinero fácil.
Los grandes clubes, habitualmente los que disfrutan de una cantera más prolífica, ven imposible retener a los sus jóvenes más prometedores ante las ofertas irrechazables que reciben sus 'mirlos', en ocasiones superiores a los sueldos que perciben algunos jugadores de sus primeras plantillas. Por eso empiezan a plantearse si no sería mejor olvidarse de las canteras y dedicar ese dinero al primer equipo. Abandonar la idea de fabricar un talento que apenas se disfruta y que sólo deja beneficios en forma de cláusulas de rescisión.
La FIBA toma cartas en el asunto
Pero los clubes no están solos en esta batalla que a priori parece irremediablemente perdida. La FIBA se solidariza con ellos y está dispuesta a tomar cartas en el asunto para intentar frenar la masiva fuga de talento rumbo a Estados Unidos que tiene a las canteras del baloncesto mundial tiritando.
Lo ha dejado claro Andreas Zagklis, secretario general del máximo organismo del baloncesto mundial en el congreso que se acaba de celebrar en Barein, donde habló con preocupación de los ‘fichajes’ de jóvenes jugadores por universidades estadounidenses dentro del circuito NCAA. Y aseguró que van a tomar medidas.
Siguiendo la recomendación del grupo de expertos enfocado en los Jugadores Jóvenes y la NCAA, creado en diciembre de 2024, el Central Board ha definido tres objetivos para mantener un ecosistema sostenible: ayudar a los jugadores a tomar decisiones bien fundamentadas, aumentar la disponibilidad de los jugadores de la NCAA para sus selecciones nacionales y contribuir a proteger las inversiones de los clubes en el desarrollo de jugadores.
Instaurar una Carta de Autorización
Se tomó la decisión de entablar una colaboración formal con la NCAA, con el objetivo de que los traspasos de jugadores desde fuera de Estados Unidos hacia universidades de la NCAA sean tratados de la misma manera que las transferencias internacionales entre clubes FIBA, mediante el uso de una Carta de Autorización (Letter of Clearance).
“Seguimos invirtiendo en el desarrollo de jugadores jóvenes como nunca antes; el año pasado organizamos más de 30 competiciones de selecciones nacionales juveniles en todo el mundo. Son cifras récord: casi 4.900 deportistas que visten el logo de FIBA cada verano y que luego pasan a formar parte de las selecciones nacionales absolutas, en la NBA, la WNBA o en el más alto nivel. Tratamos de guiarlos y acercarlos a lo que significa jugar en la selección nacional y desarrollarse. Esta gran inversión fue debatida extensamente en el Central Board y tiene que ver con los últimos desarrollos en el baloncesto universitario en Estados Unidos”, apuntó Zagklis.
Estas cantidades de dinero que terminan en manos de jugadores de 18, 19, 20 años son bienvenidas por ellos, por su entorno, estamos felices por ellos, pero debemos reconocer que esto ha dejado de ser principalmente una experiencia académica para los deportistas
"Es una oportunidad para nuestros jugadores, no podemos negarlo. Las cantidades de dinero que se están... no diría invirtiendo, porque no estoy seguro de que desde una perspectiva financiera se trate de una inversión, pero sí lo es desde una perspectiva de desarrollo en el deporte del baloncesto. Pero estas cantidades de dinero que terminan en manos de jugadores de 18, 19, 20 años son bienvenidas por ellos, por su entorno, estamos felices por ellos, pero al mismo tiempo debemos reconocer que esto ha dejado de ser una experiencia académica principalmente para los deportistas”, señaló el secretario general de la FIBA.
“Las universidades de la NCAA están cada día más cerca de ser entidades comerciales, clubes profesionales, y eso desafía nuestro ecosistema por la simple razón de que nuestro ecosistema se basa en un principio: que se puede transferir siempre que se respeten los contratos, los acuerdos deben respetarse, y para transferirse de una institución profesional de baloncesto a otra institución que de facto es profesional, debe haber un proceso", explicó.
Se puede transferir siempre que se respeten los contratos y los acuerdos, y para transferirse de una institución profesional de baloncesto a otra institución que de facto es profesional, debe haber un proceso
Zaglis desveló las condiciones en las que deberían producirse esas transferencias: "Llámese carta de liberación o si quieren llamarlo de otra manera, pero debe haber una autorización por parte del club de salida y la Federación Nacional, y deben existir ciertas garantías sobre a dónde va el jugador, cuáles serán las condiciones allí, cuál será la disponibilidad para la selección nacional y cuál es la compensación para el ecosistema FIBA, nuestros clubes, nuestras ligas, nuestras federaciones y sus que han invertido en alguien que empezó a jugar a los 9, 10 u 11 años y que ahora termina con un cheque de siete cifras en sus manos a los 18 años”.
Un diálogo formal con la NCAA
“El Central Board decidió que iniciásemos un diálogo formal con la NCAA. No será fácil, porque este es un entorno que aún no ha decidido cómo se regulará a sí mismo, y existe una gran disputa interna sobre quién y cómo se regulará. Nosotros llegaremos ciertamente como regulador secundario, pero no podemos quedarnos de brazos cruzados, ni podemos permanecer como meros observadores. FIBA tiene el deber institucional de proteger a sus , al mismo tiempo que tiene el deber institucional de ayudar al desarrollo de sus jugadores”, refrendó.
No podemos quedarnos de brazos cruzados, ni permanecer como meros observadores. FIBA tiene el deber institucional de proteger a sus , y a la vez el deber institucional de ayudar al desarrollo de sus jugadores
“Así que para algunos países será una bendición, para otros un desafío. Definitivamente es algo que debemos analizar y también debemos prestar atención a su impacto, no solo este verano o el próximo, sino a mediano y largo plazo. Y también me gustaría que piensen en el baloncesto femenino y en cómo esto puede impactarlo, tal vez positivamente”.
Buscar la mejor solución para todas las partes
Y puso de manifiesto que la FIBA está intentando desde hace tiempo buscar la mejor solución posible para todas las partes pero dentro de un diálogo con todas las instituciones implicadas: "Esta es un área de enfoque, estamos realizando fuertes inversiones, reuniones, recabando información, asesoría legal y tratando de encontrar las mejores soluciones posibles, por supuesto, de la mano de USA Basketball, de la mano de nuestros socios en la NBA, de la mano de nuestras relaciones actuales, y por supuesto con el liderazgo de la NCAA”, concluyó.
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