El ser humano no desiste en su empeño por avanzar y encontrar fórmulas que permitan mejorar el desarrollo tecnológico y, al mismo tiempo, ser consecuentes con el medio ambiente. Es por ello que, en especial desde las últimas décadas, se ha abogado por caminos que lleven a emplear recursos hasta ahora impensables para crear nuevos combustibles.
Austria está aunando todos los focos debido a un sorprendente hallazgo que podría derivar en un giro de cómo el ser humano aprovechaba ciertos recursos. El país europeo acaba de completar un avance sin precedentes: transformar residuos de baterías y pilas gastadas en nuevos combustibles que pueden ser destinados a otros campos.
Si bien es cierto que prácticamente todos los gobiernos del mundo invitan a sus ciudadanos a no desechar las pilas y baterías del mismo modo que los residuos más comunes, hasta ahora no se había llevado a cabo un proceso tan exhaustivo y con capacidad para dar un vuelco a todo lo conocido.
¿Cómo transforma Austria pilas y baterías en combustible?
Las pilas y baterías poseen ciertos materiales tóxicos que pueden dañar al medioambiente, por lo que el avance del Instituto de Química de Materiales de la Universidad Técnica de Viena (Austria) resulta todavía más esperanzador para el futuro del ser humano sin que éste perjudique al medioambiente.
Los expertos han aprovechado el níquel de las baterías de níquel-hidruro metálico (Ni-MH) y alúmina del papel de aluminio para, a través de ellas y empleando un nanocatalizador, cambiar el dióxido de carbono por combustible limpio. Un avance sin precedentes que podría dar paso a nuevas formas de obtener recursos y reciclar materiales tóxicos.
Se espera que, con el paso del tiempo, este método pueda ser perfeccionado, desarrollado y, finalmente, implementado para otros ámbitos y que sirva al ser humano de mejores herramientas con las que cuidar todo lo que rodea y comprende el planeta.
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