Por MIGUEL NGEL LARA
Uday Hussein, al lado de su padre Sadam Hussein.
Sadam Hussein nunca vio en el ftbol un arma poltica de primera magnitud. Es verdad que en 1984, cuando la guerra con Irn se convirti en una cadena de derrotas del ejrcito irak, Hussein Kamail, suegro del dictador, oblig a la Federacin a, para subir la moral de la poblacin, el equipo del Ejrcito fuera campen de Liga a toda costa. Con clubes pertenecientes a los ministerios o fuerzas de seguridad y presididos por familiares o personas muy cercanas a Sadam, se produjeron una serie de partidos increbles con prolongaciones de ms de media hora o rbitros amenazados en pleno partido que acabaron con el equipo del Ejrcito como campen de liga.
Si para Sadam el ftbol era algo residual, para su hijo Uday, responsable de deporte del pas y presidente del Comit Olmpico, era una cuestin de vida o muerte, literalmente. Durante dcadas, los deportistas de Iraq sufrieron su brutalidad y sadismo. Una derrota era castigada con palizas, azotes en las plantas de los pies, heridas infectadas con arena y restos de sangre de otras vctimas, encarcelaciones en jaulas diminutas para los jugadores de baloncesto o voleibol… Los stanos del Comit Olmpico se convirtieron en una sala de tortura para deportistas, muchas veces con el hijo de Sadam como testigo y hasta ejecutor.
En 2003, Abbas Rahim Zair, estrella del ftbol de su pas durante la poca del horror denunci lo que haban sufrido los futbolistas a causa de la locura de Uday. Fallar un gol de manera clamorosa, un penalti o no jugar cmo al jefe le gustaba poda costar hasta la orden suprema de que las piernas del jugador en cuestin fueran amputadas.
Uday Hussain.
Jugar al ftbol era ms una condena que un placer. Faltar a un entrenamiento por causas como tener un hijo enfermo o un grave problema familiar era castigado con la celda y sesiones de picana. Los internacionales iraques vivan en un estado militar y soportaban interminables charlas ‘motivadoras’ del hijo mayor de Sadam en la que se les amenazaba con perder las piernas o ser arrojados a una jaura de perros hambrientos. "En deporte se puede ganar o perder. Si perdis, sabis que no volveris a vuestras casas". Era una de sus frases favoritas.
La seleccin de ftbol sufri dos veces la amenaza antes de un partido de que hara explotar su avin en pleno vuelo si perdan. Esas intimidaciones se convertan en una pesadilla permanente cada vez que cualquier seleccin de cualquier categora jugaba contra Irn. Una derrota ante el equipo de los Ayatols, el enemigo por excelencia, era una afrenta y sinnimo de humillacin personal para Uday Hussein y el rgimen de Bagdad. As, ms de una y dos veces, los futbolistas decidan antes de saltar al campo perder caer eliminados antes, aun sabiendo que habra castigo, antes que afrontar un posible cruce posterior con Irn y una derrota de la que preferan no imaginar las consecuencias.
En 1997, la FIFA, alarmada por informes que le llegaban, mand una delegacin a Iraq que exoner a Uday de las acusaciones de tortura. Ni una prueba, ni una marca. El rgimen iraqu ya se encarg de que no apareciera ningn jugador a los que se haba humillado. "Claro que haba torturas. Pero qu esperaban que dijeran? A quienes les preguntaban estaban bajo el control de Uday y la gente de FIFA desaparecera en unos das", seal tras la cada del rgimen Sharar Haydar, internacional con su seleccin en ms de 40 ocasiones.
Una derrota era castigada con palizas, azotes en las plantas de los pies o heridas infectadas con arena
Haydar una un relato estremecedor: "Despus de perder un partido 2-0 en Amman fui torturado hasta en cuatro ocasiones. Nos encarcelaron, nos quitaron la ropa y nos encadenaron a una barra tumbados. Nos golpeaban, nos tiraban en celdas infectas y yo, por ser una estrella, tena un castigo extra de 20 latigazos al da. Uday era testigo de todo esto y no paraba de rer". A eso se aada la tortura con aparatos elctricos, la asfixia metiendo la cabeza de la vctima en aguas putrefactas o llenas de excrementos, las amenazas con animales rabiosos y a los que se tena durante das sin comer…
La sede del Comit Olmpico iraqu posea en sus stanos celdas y habitaciones en las que las torturas y castigos estaba especializadas por deportes. Para los futbolistas, la preferida era golpearles en los pies con barras de metal y provocar la rotura de los huesos ms pequeos. Esos castigos provocaron que muchos deportistas quedaran invlidos de por vida. Para los equipos de voleibol o baloncesto haba unas habitaciones cuya altura era de metro y medio y all eran encerrados durante horas. Tras pasar por el despacho de Uday, la frase con la que empezaba el suplicio era "Llvalo abajo y acaba el trabajo".
Uday Hussein muri el 22 de julio de 2003 durante un bombardeo norteamericano en la ciudad de Mosul. Su muerte no cancel todo el dolor que caus a su pueblo, las secuelas de por vida a cientos de deportistas pero s abri de par en par la cmara de torturas en el museo del horror en el que convirti la sede del olimpismo en Bagdad.
Simon Freeman, en un libro titulado ‘Bagdad Football Club, la tragedia del ftbol en el Iraq de Sadam’, describe un paisaje aterrador con situaciones capaces de revolver conciencias, estmagos y valores de cualquiera. Mucho ms all de que Iraq mandara casi por norma a equipos mayores a las competiciones juveniles de la FIFA o la corrupcin del deporte a nivel de resultados, la seleccin de Iraq, que lleg a ser la ms potente de Asia, vio como a sus jugadores se les rompan las piernas por fallar un penalti, se les encerraba durante das sin dejarles dormir y se les golpeaba de manera rutinaria por perder un partido, se amenazaba a sus familias, se les bajaba del autobs tras una derrota, se les rapaba la cabeza, se les obligaba a quebrar la ley islmica, se les meta la cabeza en cubos de excrementos hasta casi asfixiarlos porque Uday crea que haban jugado mal, eran obligados a presenciar ejecuciones, algunas de ellas a manos del propio hijo del dictador en su despacho, se les despertaba en plena noche para que cazaran una mosca de un sexo o de otro o se les apalizaba… Evidentemente daba igual que la mosca cazada fuera macho o hembra, la paliza caa igual…
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