jueves, 19 agosto 2010, 19:16 71174t
Mi noche de Sobis y Giuliano 545s4y
Amanece en Porto Alegre con resaca de caipirinha y se agota el Zero Horadesde antes del caf. Si no llevas una camiseta del Inter te preguntan si eres gremista. Por si acaso, compro tres, aunque hoy el empleado del club encargado deestampar nombres y dorsales no trabaja -qu colorado trabaja?- y me quedo sin esa rplica deseada con el once y un nombre que me suena celestial: Giuliano. Desde el avin se atisba el Beira-Rio, ms seco y pacfico que en su noche de locura y fuegos artificiales. Uno se imagina que por all anda todava Rafael Sobis, el hroe goleador de las dos Copas, corriendo solo por el csped, pateando la red, dando vueltas sin sentido que se explican por la pura felicidad del que adems de ser jugador es hincha.
Estaba todo preparado para la fiesta, pero el triunfo fue ms complicado de lo esperado. Chivas acudi con alma guerrera y su hostilidad se apreci ya antes de empezar, cuando sus futbolistas se dedicaron a calentar –Bautista incluso abandon la lnea- mientras sonaba el himno brasileo –bastante ms largo que el mexicano, quiz el motivo de su conducta-. El gol que cerr un primer tiempo equilibrado logr alterar el nimo de una torcida que haba acudido para disfrutar ms que para competir. Lo anot, con una maniobra formidable, Fabin, la mayor aparicin del cuadro de Jalisco en esta Libertadores. Y la definicin del torneo, sin valor doble de los goles en campo contrario –qu bendicin- estaba empatada.
Pero apareci Rafael Sobis, una sombra del dolo de 2006, un atacante que ha perdido la fe en sus posibilidades de encarar y que se sabe fuera de forma. Fue titular por dos razones: porque Alecsandro no lleg y porque su nombre tiene mstica, levanta la moral de todo un estadio. Cuandose iluminsu dorsal 23 en el vdeo-marcador de Beira-Rio, quince minutos antes de la hora sealada, el pblico estall. Y l, que tras su poco afortunado paso por Espaa –goles al Sevilla y al Bara al margen- tom la discutible decisin de probar fortuna en el ftbol rabe, jug con la cabeza ms que con las piernas. Siempre que reciba se giraba. Aguantaba el baln de espaldas porque no poda progresar de cara. Mantena la posesin porque el riesgo de una accin individual era doble en su estado presente. Ya no es aquel crack que lleg a la seleccin, pero los grandes mantienen el instinto. Y en la agona del duelo parejo, intuy que ese centro de Kleber ira al primer palo. Y lleg antes que nadie. Y la meti por deseo, por lgrimas, por sufrimiento. Goooooooooooooool, se escuch, se escribi, se ley. Rafael Sobis. Toma ya.
La noche era una correlacin de deseos cumplidos, una correspondencia emocionante de mi declaracin de amor hacia mis jugadores fetiche. Haba marcado Fabin, haba llorado Sobis. Faltaba Giuliano Victor de Paula, cuya aparicin en el Sudamericano sub-20 de Venezuela 2009 justific abonos a canales raros e instalaciones de parablicas con motor en casa de mis padres. Me haba pasado todo el viaje hablando de l, preguntando por l, amndole en el silencio y la distancia. Tanto, que mis acompaantes en la expedicin organizada por el Banco Santander ya empezaban a odiarme. Ingres con 1-1 y esper su momento. Si te quiero es porque eres sublime. En la gestacin del gol imposible el tiempo se detuvo en una suerte de truco cinematogrfico. Pas entre hombres sin espacio fsico, lleg a un baln perdido desafiando la velocidad, invent un toquecito ascendente para regocijo de sus mitmanos. No s qu hice. Grit mucho. Salt. Busqu rostros conocidos y quise que todo el mundo supiera que aquello lo haba hecho Giuliano. Broche de oro a una Copa en la que se ha reivindicado, highlight de una carrera que recin empieza. Que empuja. Que estimula. Que conmueve.