lunes, 15 abril 2013, 03:10 1a1d1n
Wigan es ftbol y es Europa e1o62
No es fcil enamorarse del Wigan. Por televisin, su moderno estadio proyecta la imagen ms fra de todos los recintos en los que se disputa la Premier League. Nunca se llena, y muy a menudo, el ambiente lo generan ms los hinchas visitantes que ocupan las 4.000 plazas del away end que los propios habitantes de la ciudad. El Wigan no puede seducir a aquellos curiosos que se aproximan a su realidad con cuentos de hadas ni figuras legendarias. Aqu no hay un Brian Clough, un Matt Busby, un John Toschack ni un Bill Shankly. Es un pueblo gris -porque es un pueblo, es un town, no tiene catedral ni universidad y por lo tanto no es una city- que te da la bienvenida con antipticos edificios que parecen fbricas viejas. La tradicin obrera, revolucionaria, orwelliana-el autor de 1984 llam The Road to Wigan Pier a una de sus obras ms famosas de su periodo inicial- se percibe en cada rincn y en cada esquina, y no puede disimularla ni la pequea calle principal que han intentado arreglar con un centro comercial y algunos cafs que podran estar en cualquier otra parte. Este es un lugar que creci con el boom de la industria txtil en la vecina Manchester y que ejerci durante mucho tiempo como una de sus ciudades-dormitorio cercanas. An lo sigue siendo, en realidad. Wigan es una estacin de paso en la lnea de tren que une Merseyside con Greater Manchester; un punto equidistante entre las dos grandes metrpolis del oeste de Inglaterra.
Los dos mejores clubes del pas -y sus dos potentes rivales ciudadanos- estaban a media hora cada uno. Hacia el Oeste, el mar, Anfield, Goodison y los Beatles. Hacia el Este, Old Trafford, Maine Road y la movida musical que Winterbottom describe en esa pequea obra de arte del cine musical underground que es 24 hours party people. Y alrededor, en el histrico condado de Lancashire, equipos que crecieron en la misma realidad social que el Wigan pero que tuvieron desde siempre mucho ms xito: el Bolton, el Blackburn, el Burnley, el Preston, el Blackpool... Era imposible levantar la voz en un panorama futbolstico dominado por el overbooking. As que la gente de Wigan decidi apostar por el rugby a trece, y su equipo se convirti en el mejor del pas. "Los Warriors son el Manchester United de la Rugby League", cuentan siempre al desorientado visitante que se interesa por su historia. Wigan se acostumbr al xito: a ganar ttulos, a disputar derbis contra el St. Helens en lo que vena a ser el mejor partido posible de Inglaterra, a disfrutar de la gloria que haba alcanzando eligiendo el otro deporte. Y cuando uno gana a menudo, claro, siente poco inters por el que pierde. Al aficionado de los Warriors, la cuarta divisin en la que jugaba el equipo de ftbol, el Wigan Athletic, le pareca poca cosa. Y ni acuda al campo ni segua demasiado sus resultados. De ah naci una curiosa rivalidad: en la ciudad de Wigan, las tpicas discusiones sobre los partidos del fin de semana en el trabajo y en las escuelas las protagonizaban equipos de dos deportes distintos. La gente de los Latics empez a sentir antipata por los hinchas de los Warriors, que les trataban con desprecio, con cierto paternalismo perdonavidas. "En uno de nuestros primeros partidos en Wigan" -cuenta Roberto Martnez rememorando su llegada al club como jugador en 1995- "estbamos jugando un partido en casa y la pelota estaba en el medio del campo. De repente, la hinchada empez a gritar enloquecida. Nos miramos con Seba e Isidro y no sabamos qu estaba ocurriendo. Preguntamos y nos dijeron que los Warriors haban perdido un ttulo y nuestra aficin lo estaba celebrando".
Esta semana, el Wigan Athletic ha sido objeto de muchas burlas porque fue incapaz de agotar las 31.000 localidades que le correspondan de cara a la primera semifinal de FA Cup de su historia. Vendi 21.000 y tuvo que devolver el resto. Su fondo en Wembley ofreca ayer en el partido ante el Millwall un aspecto triste, con muchos asientos rojos vacos. Era el partido ms importante de su historia y, aparentemente, no haba podido movilizar a su gente para ofrecer una mejor imagen al mundo. Esta realidad aument la etiqueta de club "casi artificial" que se ha creado alrededor del Wigan Athletic: "es un pueblo de rugby, el equipo no tiene ni tradicin ni aficin, sobran en la Premier League", comentan a menudo los aficionados de otros clubes con ms historia y masa social. Obviamente, esta es una visin respetable, pero, como en la mayora de asuntos, hay que ponerse en la piel de la otra parte y escuchar sus valoraciones.
"Cuando llegamos, normalmente venan a vernos entre 1.500 y 2.000 personas cuando jugbamos en casa... En los partidos buenos contra equipos de la parte alta podamos alcanzar los 4.000 espectadores. Este es el Wigan que conocimos cuando fichamos en 1995. Ver que diecisiete aos despus este club ha crecido tanto como para desplazar a 21.000 aficionados a Londres un sbado por la tarde, sabiendo adems que no habra ya trenes de vuelta cuando terminara el partido, es muy satisfactorio", cuenta Roberto Martnez. "Hemos conseguido que la gente del rugby se interese por el ftbol y que ahora siga a los dos equipos". Este es el mrito del Wigan Athletic. Ayer, su semifinal contra el Millwall concentr en Wembley a cerca de 63.000 espectadores, casi 2.000 ms que los que vieron unas horas antes el Arsenal-Norwich en el Emirates. Wembley daba la impresin de estar medio vaco y, efectivamente, registr la peor entrada en una semifinal desde su reconstruccin. Pero la cifra total de asistencia parece muy respetable teniendo en cuenta qu equipos jugaban.
Roberto Martnez considera que todo el mrito de este fenmeno pertenece al presidente y propietario del club, Dave Whelan. Whelan haba sido jugador de ftbol, pero su carrera se trunc precisamente en Wembley, en la final de la FA Cup de 1960 que perdi con el Blackburn Rovers ante el Wolverhampton y en la que se rompi la pierna. Tard dos aos en recuperarse, y luego ya no pudo alcanzar el mismo nivel. Nacido en Bradford pero criado en Wigan, Whelan compr el club gracias al xito de sus tiendas de deportes JJB y su fbrica de pasteles de carne. No necesit mucho dinero para conseguirlo: los Latics se encontraban en cuarta divisin, cerca del descenso al ftbol no profesional, y nadie estaba interesado en ellos. "Qu objetivo tiene usted con este club?", le preguntaron a los pocos das de efectuar la compra. "Quiero llegar a la Premier League", contest. Whelan an recuerda las carcajadas de los presentes. Pareca el sueo imposible de un luntico: Premier League, en una ciudad como esta, con un equipo sin aficin? All empez a cambiar la historia.
La inversin de Whelan no fue especialmente extraordinaria. El club ha ido creciendo poco a poco a nivel econmico, pero sera impreciso compararlo con otras entidades que han recibido grandes aportaciones de capital extranjero y han reventado el mercado. Su idea fue siempre diferenciarse, hacer algo distinto para atraer la atencin y ofrecer cosas que no se vean en su divisin, repleta de equipos casi idnticos en su manera de jugar y en su estructura. Habl de fichar a jugadores espaoles y pregunt a su gente. Paul Hodgetts, el encargado de la tienda de JJB en Zaragoza, le dijo que haba tres futbolistas interesantes en el filial del equipo mao. Eran Jess Seba, Isidro Daz y Roberto Martnez. Roberto, sin embargo, se haba marchado ya de regreso a su pueblo, Balaguer, cerca de Lleida. Estaba jugando en Tercera Divisin y el entrenador del Wigan Athletic en aquella poca, Graham Barrow -hoy ayudante suyo en el staff tcnico-, viaj a un partido ente el Balaguer y Las Palmas B de la final de la Copa Federacin de 1995 para verle en accin. El fichaje se concret y los tres viajaron a Wigan sin saber a dnde iban: "a un equipo de cuarta divisin cuyo nombre no habamos escuchado jams, en Inglaterra... Pareca una locura...", cuenta Jess Seba. Aquello fue un punto de inflexin para el Wigan Athletic. Y aunque la ascensin hasta la Premier tuvo varios protagonistas destacados, con el entrenador Paul Jewell an ostentando el mayor de los honores -dos ascensos desde la tercera hasta la mxima categora, las dos primeras permanencias y una final de la Copa de la Liga-, aquella maniobra de Whelan cambi la historia deportiva de la ciudad de Wigan.
La afluencia al estadio fue creciendo segn el equipo iba consiguiendo ascensos, pero la mentalidad de la gente segua muy asociada a la cultura del rugby. Roberto Martnez haba triunfado en el Swansea en su primera experiencia como entrenador proponiendo un ftbol asociativo en una divisin dominada por "el juego de porcentajes; aquel que promovi la FA publicando libros que explicaban que, si metes veinte balones en el rea, uno acabar en gol". Volvi a Wigan, esta vez como entrenador, en el verano de 2009. Whelan quera que implantara esa forma de jugar en su antiguo club, pero el pblico no estaba nada acostumbrado a ella. Y le cost mucho entenderla. Jordi Gmez, que ayer firm un partido memorable en Wembley, fue la principal vctima de aquella incomprensin. Jordi haba deslumbrado en Swansea y Roberto no tuvo dudas a la hora de pedirle que le acompaara en el viaje desde Gales a Lancashire. Pero arranc el nuevo proyecto y, cada vez que el centrocampista barcelons pausaba el juego o entregaba la pelota hacia atrs, la grada se le echaba encima. Esta relacin tan difcil entre el talentoso media punta y la aficin dificult enormemente su adaptacin a la Premier League y retard su impacto en el Wigan. Pero ahora, al final del cuarto ao, Jordi es un jugador muy importante en el equipo y sus cualidades marcan diferencias.
Ayer, en la semifinal de FA Cup ante el Millwall, Roberto Martnez se enfrentaba a un entrenador al que conoce muy bien: Kenny Jackett, el hombre que decidi no renovarlo cuando l era el capitn del Swansea City, y el manager al que l mismo reemplaz solo unos meses ms tarde en el Liberty Stadium. En aquella decisin del verano de 2006 haba, por supuesto, un componente evidente de oposicin en la manera de entender el juego. Roberto era un centrocampista menudo y tcnico y Jackett, pese a reconocer que el cataln haba tenido un peso importantsimo a la hora de rescatar al club del descenso a la Conference, prescindi de l a los 32 aos pensando que ya no posea la energa necesaria para encajar en su estilo ms pragmtico y fsico. No solo aquel episodio sobrevolaba ayer la zona tcnica de Wembley en forma de morbo: tambin el hecho de que Roberto, cambiando por completo la forma de jugar del equipo, iniciara el proceso exitoso del Swansea reemplazando a un Jackett que se haba rendido en el intento. El Wigan-Millwall se presentaba como una especie de duelo entre el Swansea antiguo y el Swansea moderno; entre el Swansea de antes de febrero de 2007 y el Swansea de despus. Ambos saban muy bien qu podan esperar del oponente. Y ambos fueron fieles a sus ideas, creyendo firmemente que en su conviccin estaba la clave del xito. Roberto propuso el equipo ms asociativo posible, juntando a McCarthy, Jordi Gmez y Maloney en un tringulo que domin el partido. Jackett lo fio todo al orden, al fsico y a la fe, y consigui que el Wigan lo pasara mal durante quince minutos tras haberse impuesto por completo en la primera hora. Fue como una especie de confirmacin de que el estado de nimo an es capaz de dictar el destino de un encuentro, al menos de manera parcial. El Millwall, que pareca estar a aos luz de poder competir con el Wigan, tuvo una falta peligrosa a favor, la mand arriba por poco y se dio cuenta de que tena el empate ms cerca de lo que crea. Se anim y con mucho empuje incomod a los Latics, que solo respiraron tranquilos cuando Jordi Gmez se invent ese pase delicioso a McManaman y el 2-0 confirm que el Wigan jugara la primera final de la FA Cup de su historia. Fue una victoria simblica, la ms representativa posible de ese cambio de estilo que Roberto ha efectuado en el club de su vida. Gmez se par en seco en Wembley y detuvo el vrtigo. Espero que los dems se movieran. Aguant tanto que el hincha de los Latics de toda la vida debi recordar que, no hace mucho, tanta pausa le desesperaba. Y entonces s, le mostr a la grada la asistencia que solo l haba intuido.
No hubo tiempo para muchas celebraciones. Roberto volvi a entregar el mrito a Dave Whelan y afirm que su vida debera ser llevada al cine. No estara mal: empezara con la historia del nio que vio una moneda en la calle y subi a un autobs en el que se encontrara por azar a su padre retornando de la guerra, y continuara con el proceso que llev al ex futbolista retirado a triunfar en negocios diversos y a unir simpatas enfrentadas de ftbol y rugby. El equipo no se regode en la miel de su primera vez y renunci a la noche post-victoriosa de Londres. La octava permanencia en la Premier est, como todos los aos, muy complicada, y la prioridad de la expedicin fue volver a Wigan y empezar a preparar ya desde hoy el duelo del mircoles ante el Manchester City. Ser un anticipo de la final de la FA Cup, ya que, instalados en su rinconcito entraable de cielo gris suave de Lancashire, los jugadores supieron por la tarde que el rival en el regreso a Wembley ser el vecino sky blue. Festejaron sus goles frente al Chelsea como si fueran propios, porque significaban que en Wigan, en esa Wigan tan fea y tan fra que uno empieza a aprender a querer por ese extrao afecto que se puede llegar a sentir hacia lo autnticamente antiesttico, la prxima temporada se jugar la Europa League.