lunes, 2 mayo 2011, 21:37 e4e1
Barcelona - Real Madrid: la previa de la vuelta 634e53
Amenazaba la serie de clsicos con el peligro de que la tensin se desbordara y la agresividad verbal derrotara al debate sobre el juego. Probablemente, a estas alturas de la pelcula, la batalla ya est perdida. Sin embargo, el encuentro de vuelta de las semifinales de la Champions, el ltimo de los cuatro, nos plantea una interesantsima perspectiva tctica. El Real Madrid, hasta ahora conservador en sus planteamientos, no puede repetir una misma estrategia que prioriza anular el juego creativo del rival -algo que, en muchas fases, consigui a lo largo de los tres partidos, o, si se quiere, logr que ste fuera mucho menos trascendente de lo que suele ser habitual-. Debe arriesgar, debe ir a buscar una victoria abultada en el que probablemente sea el campo ms difcil del mundo. Y eso conlleva regalarle ms espacios a Messi, acercarse a un dibujo que fue superado y humillado en el 5-0 de noviembre. El reto es maysculo para Jos Mourinho, que debe medir exactamente dnde empieza el riesgo excesivo y hasta dnde su equipo se puede descontrolar.
El planteamiento de Mourinho, que ha funcionado bien, ya no basta
Tras ver cuatro encuentros entre estos dos grandes conjuntos, parece claro que el planteamiento de cierre de espacios y de situar a un jugador ms en el centro del campo logr que el Madrid compitiera ms cerca de este Barcelona supersnico e incluso le permiti disputarle los resultados -ganando uno, adems-. Muchos se preguntan, y es lgico hacerlo, si no sera posible lograr un efecto parecido con mayor valenta y creatividad en el esquema del tcnico portugus. Afirman, y no se equivocan, que sta es una plantilla carsima, y que en ella conviven algunos de los mejores jugadores del mundo. Es cierto. Pero tambin lo es que el Madrid viene de varios aos con cambios de proyectos continuos, con revoluciones en el mercado de fichajes y con sustituciones constantes en el banquillo. Se puede crear un equipo ganador en un ao, pero obviamente el nivel de los rivales a los que te enfrentas tambin tiene mucho que ver en lo fcil o complicado que puede resultar el objetivo. Y este Madrid se enfrenta al que, para muchos, es el mejor equipo jams visto. Y ojo, aqu viene el apunte importante: se trata de un Bara que lleva dcadas con la misma filosofa, aos con el mismo bloque y un trienio con el mismo tcnico -educado, adems, de acuerdo con las ideas futbolsticas del club, al igual que muchos de los integrantes de su plantilla, que no tuvieron que aprender una forma de juego nueva ni cuando subieron al primer equipo-. Si crear un bloque ganador puede hacerse en un ao, fabricar uno casi perfecto requiere fundamentos y automatismos que se adquieren en el largo plazo. El Real Madrid de Mourinho ha llevado la iniciativa en la mayor parte de los encuentros de la temporada y ha cambiado slo contra el enemigo que, por las razones expuestas, poda destrozarlo si le conceda espacios. Su funcionamiento defensivo ha sido muy satisfactorio en los tres encuentros recientes, pero el 0-2 de la ida, gestado tras la expulsin de Pepe y gracia a la aparicin de Messi, nos lleva a un escenario nuevo. Ya no basta con anular.
La diferencia entre Valencia y el Bernabu, quiz el debate ms interesante
Se ha hablado mucho de si la jugada de Pepe debi ser o no expulsin, y es lgico, porque fue la accin que cambi el partido, la que dio paso a un periodo de superioridad del Bara despus de que el guin, hasta ese momento, fuera muy neutro en cuanto a ocasiones de gol de peligro real. Ya coment en la charla del viernes que en directo me pareci de amarilla, y que luego, viendo fotogramas concretos, puede dar la sensacin de ser de roja. Accin controvertida, que est en la frontera y que, obviamente, lo lgico es que cada equipo la interprete de un modo distinto. Sin embargo, no se ha comentado demasiado el por qu el Madrid modific un aspecto importante del juego con relacin al segundo encuentro, el de la final de Mestalla: pas de presionar muy arriba a no hacerlo, a esperar ms que a morder. Cul fue el motivo, si todos los analistas elogiaron enormemente el desempeo del cuadro de Mourinho en ese primer tiempo de Valencia? Probablemente, al tcnico portugus le marc ms lo ocurrido tras el descanso. Es posible que interpretara que el enorme esfuerzo hecho antes de la pausa agotara a sus hombres y los llevara a ser claramente superados tras la reanudacin. All pudo perder la Copa. As que, fiel a su poltica de intentar minimizar los riesgos, decidi, cuando plante el encuentro siguiente, que su equipo corriera menos. Que se colocara bien. Slo eso. Esta estrategia, muy parecida a la del Inter el ao pasado en el Camp Nou, provoc la irritacin de algunos observadores que consideraron excesivamente pasivo el dispositivo del estratega de Setbal. Y sin embargo, hasta el minuto de la expulsin de Pepe, el Madrid haba concedido en ese tercer partido menos ocasiones que las que haba sufrido en ese instante exacto en el choque de Mestalla.
Riesgo controlado: regreso al 4-2-3-1, pero que no se convierta en un 4-2-4
Analizado el pasado reciente, toca hablar del futuro inmediato. Como decamos, a Mourinho no le sirve nada de lo hecho hasta ahora. Debe ir a ganar, algo terriblemente arriesgado ante un cuadro con la inteligencia en la generacin de espacios que tiene el Barcelona. No imagino a un Madrid radicalmente opuesto a lo visto hasta el momento. Ni un planteamiento kamikaze ni una bsqueda de la portera contraria en bloque desde el primer minuto. Un esquema moderadamente ms atrevido s: con un jugador ms de ataque y uno menos de pelea y contencin. Un regreso al 4-2-3-1, condicionado tambin por la ausencia de algunas piezas claves en la zona medular. zil, Di Mara y Cristiano juntos, adems de un nueve. El mismo sistema que en noviembre, as que puede aparecer el fantasma del 5-0 en la cabeza del entrenador. Su obsesin debe ser que el equipo no se parta, que los cuatro atacantes colaboren en defensa, que cuando el rival tenga posesin el dibujo se parezca ms a un 4-5-1 que a un 4-2-4. Llegar con opciones reales a los ltimos veinte minutos, y entonces, entonces s, quemar todas las naves e irse arriba.
Un partido en el que no es estrictamente necesario que la posesin sea daina
Se ha dicho del juego del Barcelona en los ltimos partidos que ha sido ms lento, menos trascendente. Que tuvo mucha posesin, pero que raras veces fue daina. Con un jugador menos del rival en la zona medular, se presenta una ocasin idnea para encontrar ms espacios. Pero, en cualquier caso, ste es un encuentro en el que tener la pelota per se puede tener una utilidad mayor: con 0-2 arriba, tenerla y tenerla para que no te la quiten, controlar y controlar, juega a favor del Bara. El regreso de Iniesta le da a Guardiola adems otra alternativa: lo puede situar como falso extremo aprovechando el momento algo ms flojo de Pedro y Villa, generando as una superioridad numrica clarsima en el corazn del campo manteniendo a Keita en la titularidad. El Bara no juega con lo estrictamente numrico a favor: tiene de su lado las consecuencias psicolgicas del resultado de la ida, as como una posicin ventajosa en la partida de ajedrez, ya que las circunstancia obligan al adversario a mover piezas... y a entregar huecos. Algo que, intuyo, el mejor jugador del mundo debe estar ansioso por explotar.