jueves, 5 marzo 2009, 23:33
iro a Schaaf (y al Bremen, que es casi lo mismo) 82113
Nació en Mannheim, pero ya es un símbolo indiscutible de Bremen. Casi como el río Weser, como el ayuntamiento junto a la catedral en la Marktplatz, como los animales músicos o como el propio Werder. Es tirando a feo, siempre está serio y aparenta mal humor. Pero es uno de los entrenadores más carismáticos de Alemania. Su historia produce iración y simpatía. Llegó al club siendo un niño de 11 años. Y ahí sigue. Ni la mediocre clasificación de esta temporada logra que se discuta su puesto. En una institución que ha conseguido conservar su carácter familiar y abierto pese a haberse acostumbrado a codearse con gigantes del continente, la figura del hombre de la casa es imprescindible. Los jóvenes que pasean en bicicleta por los alrededores del estadio, los viejos lugareños que tienen como ritual acudir al fútbol todos los sábados y los universitarios que se sienten orgullosos de su ciudad desde los sótanos underground no conciben otro panorama: en el banquillo del equipo de sus amores tiene que estar Thomas Schaaf.